La actividad de hoy ha girado en torno a los pozos funerarios, que están siendo recrecidos, restaurados y cerrados con una reja de metal. Como nos quedan ya muy pocos días, el rais le ha metido prisa a Ahmed Tuamy para que acelere, así que el número de gente y el ritmo de trabajo ha aumentado considerablemente hoy. La verdad es que están quedando muy bien. La excavación, por el contrario, continua con un ritmo tranquilo, ya pensando más en dejar el Sector 10 y 11 nivelado en todas sus cuadrículas. Ana y Laura han aprovechado esta calma para procesar sus materiales pendientes, sacar fotos de piezas y hacer fichas de materiales.
Pía y yo hemos seguido poniendo orden en el interior de las tumbas de Baki y de Ay. Pía ha estado limpiando y revisando la consolidación de las pinturas a la entrada de la tumba de Baki y de lo que queda de su inscripción biográfica. Mientras tanto, yo he juntado y colocado en cajas los fragmentos de arenisca de las jambas de entrada a la tumba, ambas inscritas. Ha sido un reencuentro muy agradable, pues aunque la tumba de Baki está muy dañada, lo poco que se conserva de ella es gran valor estético y de interés histórico, incluyendo sus conos funerarios y los de su mujer It.
Después del descanso de media mañana hemos recibido la visita de otra misión arqueológica española que trabaja en Luxor, en tumbas del Reino Medio próximas a Deir el-Bahari. Antonio Morales es su director y su rais es el hermano de Ali, Omar. Antonio fue miembro de la primera campaña del Proyecto Djehuty, en el año 2002, y desde entonces no había vuelto a ver el yacimiento. Por aquel entonces, el yacimiento era una hondonada a la entrada de la tumba de Djehuty, y la parte más interna de las tumbas estaba llena de escombro casi hasta el techo. Sin duda, la situación ha cambiado bastante desde entonces. Y el rais Omar también ha trabajado con nosotros en alguna campaña hace años y es un buen amigo.