28 febrero 2022

Para no perder la forma, siendo hoy el último día hemos quedado en el yacimiento con el Inspector Ahmed a las seis de la mañana, con el objetivo de sacar las fotos finales antes de que salga el sol y hacer un escaneo general de cómo ha quedado el yacimiento después de la campaña. Luego, hemos seguido todos entregados a rematar las tareas pendientes, mientras desaparecían definitivamente las jaimas. La última paga siempre es especialmente emotiva. Marca el final. Como nos quedamos con la veintena de trabajadores que llevan con nosotros ya muchos años, los abrazos se repiten, con los deseos de volver a vernos el año que viene. A todos ellos les estamos enormemente agradecidos y son clave en el éxito del trabajo. Este año también hay que resaltar la labor del herrero Ahmed, que ha trabajado con Nacho sin descanso. El electricista Mohamed ha sido clave en la instalación de los paneles solares. Nadjar no ha parado de hacer mortero para los restauradores y Basam, chico para todo, estaba en todos los sitios a la vez. El rais Ali les organiza y dirige a todos, pero tiene suerte, y nosotros también, de tener un gran equipo de trabajadores.

A partir de mañana comienza la preparación de la próxima campaña, pensar en el equipo que la compondrá, en la financiación, en los papeles que habrá que entregar al Ministerio de Antigüedades de Egipto, etc. También hay que pensar en las publicaciones científicas que tenemos que sacar adelante, y para las cuales tendremos que sacar tiempo entre burocracia y burocracia.

La campaña que viene va a ser, seguro, muy especial. Si todo sale bien, organizaremos la apertura oficial de las tumbas al público. Eso ya supone un hito en toda regla. Pero, a la vez, seguiremos excavando en el Sector 10 y 11, incluyendo alguno de los pozos cuya entrada hemos sacado a la luz en esta campaña. Ya toda la zona puede considerarse prometedora e interesante, y se trata de una zona bastante amplia, así que las sorpresas están garantizadas. Al margen de los hallazgos, que son siempre bienvenidos, lo que todos estamos deseando es volvernos a juntar la familia Djehuty y disfrutar juntos de la vida en el Marsam, de la emoción de la excavación, del trabajo en equipo. En Egipto, la arqueología se vive muy intensamente. No se puede hacer de otra forma. Así esperamos haberlo transmitido en este Diario de Excavación. Si no con el texto, al menos con las fotos. Compañeros del Diario, ¡hasta el año que viene!