28 enero 2009

El calor ha apretado esta mañana todavía un poco más. Dentro de la jaima el termómetro marcaba 35º C. Roxie Walker se había ausentado unos días de la excavación para asistir a la inaguración en el Museo Británico de una exposición especial dedicada a las pinturas de Nebamon, que provienen de una tumba de Dra Abu el-Naga que debe estar muy próxima a nuestro yacimiento (hoy la tumba no se sabe exactamente dónde está). Hoy se ha reincorporado y se ha puesto a trabajar con los restos óseos de Iqer. Después de un análisis en profundidad, parece ser que Iqer era mayor de lo que las radiografías nos decían. Debía tener unos cincuenta años o más, sufría de la espalda, tenía los pies un poco metidos para adentro… En fin, que si en su juventud fue un arquero, al final de sus días el pobre estaba bastante machacao.

La excavación de la cámara funeraria de Djehuty avanza lentamente, pero avanza. A medida que hemos ido retirando tierra de la zona más próxima a la entrada han ido aflorando más piedras de mediano tamaño. Algunas de estas piedras se han desprendido del techo de la cámara. Efectivamente, el techo de la cámara tiene algunas grietas que hacen peligroso el trabajar dentro de la cámara, pues se pueden desprender lascas de tamaño considerable. Por eso, al final de la jornada, Alí, Sayed y Kamal han estado tirando las lascas que amenazaban con caerse y sellando las grietas.

En el exterior, Carlos, asistido por Hasan, sigue tratando de encontrar el origen de la caída de escombros dentro de la tumba de Hery. Está resultando más trabajoso de lo que creíamos al principio, pero nuestra experiencia con los escombros que caían dentro de la capilla de Djehuty nos enseña que el asunto no es fácil y que hay que tener paciencia. Mohamed el-Asab sigue trabajando en la tumba de la dinastía XI. Y en las jaimas, María José y Elena siguen dibujando cerámica, y Pía y Nieves siguen consolidando el ataúd de Iqer.