27 enero 2015

La excavación avanza casi, casi como la seda. Estamos hallando menos materiales que en campañas anteriores, eso es cierto, pero en realidad eso es un buen síntoma, pues la mayoría de los materiales los hallábamos en estratos de revuelto, fuera de su contexto original. Ahora solo falta que ese “buen síntoma” se manifieste… un poquito al menos. Aunque, en realidad, las estructuras de adobe que estamos sacando a la luz por encima de la tumba de Djehuty son un verdadero “tesoro” de información, van a suponer una aportación relevante para el conocimiento de las técnicas constructivas, evolución de la arquitectura y urbanismo de la necrópolis, entre otros temas. Es llamativo que el sucesor de Djehuty en el cargo de “supervisor del Tesoro” haya construido su tumba justo encima de él y que, además, le haya copiado el himno al dios Amon creador de la sala transversal.

Mientras Lucía revisaba el texto del Libro de los Muertos escrito en la cámara sepulcral de Djehuty, Pito y Kamal se han pasado gran parte de la mañana fotografiando la tumba de la dinastía XI llena de cuerpos humanos y cerámica. Cisco, por su parte, también pasa bajo tierra gran parte de su tiempo, excavando la galería que se abre en mitad de la tumba intermedia. Se creía que viniendo de Oxford se iba a poner moreno en Egipto, y va a regresar casi más blanco de cómo vino. Es lo que tiene excavar en una necrópolis, que acabas pasando mucho tiempo bajo tierra.

Es impresionante entrar en la tumba de Djehuty, pues la actividad es allí desbordante. Nacho está montando el techo de metal en la sala transversal, los tres restauradores egipcios, Saadi, Mohamed y Ahmed se distribuyen a lo largo del pasillo, y al fondo del todo, en la capilla, está Nieves colocando en la pared los últimos bloques que sabemos con certeza de dónde se cayeron. Miguel Ángel a ratos echa una mano a Nacho, y luego retoma la restauración de la vecina tumba de Hery.