La excavación del Sector 10 Norte continua a buen ritmo y, a pesar de que todavía estamos en niveles de revuelto moderno, de vez en cuanto sale a la luz algún objeto singular, como un ostracon de cerámica con parte de un texto escrito en copto. Cada día, Carlos y José Miguel registran una docena de conos funerarios y numerosos fragmentos de shabtis de fayenza, entre otros materiales.
Al fondo del pozo funerario ahora se avanza mucho más lentamente. Entre las telas de lino que envuelven parte de unos restos humanos desmembrados, hemos hallado un cuchillo de bronce en magnífico estado, incluso todavía afilado. Es del tipo que usaban los médicos y los embalsamadores. Todavía no podemos saber por qué fue depositado en el pozo. Ahora que nos debe quedar aproximadamente un metro para llegar al final, también hemos hallado la punta de un pequeño obelisco de piedra caliza que probablemente se debió levantar a la entrada de la capilla de adobe. Sería magnífico encontrar el resto, pues estaría inscrito y podríamos así confirmar el nombre del primer propietario de la tumba, hacia finales de la dinastía XVII (ca. 1600 a. C.).
Dentro de la tumba de Djehuty la actividad está por todas partes. La restauración progresa a muy buen ritmo, y ya se han colocado muchos fragmentos en las paredes de la capilla. En la sala transversal, Miguel Ángel está ya terminando la restauración de la segunda inscripción biográfica de Djehuty. Y en el pasillo que une una y otra sala, Nacho y Joan han comenzado a instalar el techo de metal de protección. Por si fuera poco esto, Pito y Javier han estado filmando todo este lio; así que en el fondo del pozo es donde se está más tranquilo.