26 Mayo 2021

Hoy hemos alcanzado los 41 grados en el yacimiento, y esto no ha  hecho nada más que empezar, el martes supuestamente superaremos los 45. Hasta las 11 de la mañana se aguanta bien el calor, pero a partir de esa hora la cosa se complica. Esto nos lleva a replantearnos el horario y creo que a partir de la semana que viene empezaremos a trabajar a las 5, excavaremos hasta las 11 y luego nos quedaremos nosotros una hora más para recoger y terminar de registrar los objetos y tomar las últimas notas. Para ello, hay que pedir permiso especial a la policía y proporcionarle al Inspector transporte (furgoneta y barca para cruzar el Nilo) para que pueda llegar a la hora desde la otra orilla. Nosotros sólo tendremos que ajustarnos y tratar de acostarnos una hora antes.

Joan ha repetido la fotogrametría del suelo de la tumba-capilla de Djehuty, porque las fotos de ayer, unas 800, no terminaban de casar bien. Luego, se fue con Ana a escanear el Sector 10. Para ello, previamente estuvimos un buen rato limpiando el área de piedras sueltas, plásticos, papelillos y excrementos de perro, que por lo visto algo debe de tener esta zona que parece que a los perros de por aquí les parece el lugar idóneo para hacer sus necesidades. Hemos debido recoger unas treinta, o más. El objetivo era documentar los brocales de los pozos funerarios y el terreno a su alrededor, antes de pasar a escanear el interior de cada uno de ellos. Al no haber comenzado la excavación, hay menos tránsito de trabajadores, por lo que es el momento idóneo para llevar a cabo la documentación exhaustiva del yacimiento. El problema para el escáner, igual que para los ordenadores y para las cámaras de fotos, el calor exagerado que hace.

Carmen y Dani siguen dibujando los relieves e inscripciones de las paredes de la capilla-tumba de Djehuty. A última hora de la mañana, José Manuel ha comenzado a corregir los dibujos que hicieron durante la campaña pasada, ayudado por una linterna que le permite ir cambiando el ángulo de la luz. Dos pares de ojos ven más que uno, al menos en teoría. Por su parte, Nacho ha preparado ya algunos de los nuevos focos y los ha instalada en la sala transversal para ir probando su ubicación, la intensidad y grado  de inclinación de la luz, dependiendo dónde se quiera que incida la luz.

Por la tarde, después de comer, a partir de las cuatro, vamos ocupando las mesas del patio del Marsam para comenzar el trabajo con los portátiles. A la sombra de las palmeras se lleva mejor el intenso calor, pero es a media tarde, cuando Khaled nos prepara una limonada con menta, cuando uno alcanza a medio saborear el verano egipcio.