26 enero 2019

Este es el primer año, creo, que en el diario hablamos de enfermedades, miasmas y cosas así, pero es que no sé qué pasa que medio equipo ha caído enfermo de una especie de gripe y se ha tenido que quedar en cama en el Marsam con bastante fiebre. El resto hemos sobrevivido como hemos podido, unos mejor que otros. Es bastante frustrante el estar esperando el momento de la campaña durante todo el año, y, sin avisar, aparece un insignificante virus y te echa por tierra todos tus planes de trabajo, para recordarte que no tenemos el control de todos los aspectos de nuestra vida y que, si bien es aconsejable y hasta necesario planificar nuestro futuro, hay que ser conscientes que hay factores fuera de nuestro alcance. En estos casos conviene ver el vaso medio lleno y pensar que podría ser peor y que dentro de lo que cabe tenemos suerte y que es cuestión de tener paciencia.

En el sector que supervisa Angie, que ahora excava con Ibrahim, al ir retirando la superposición de estratos de sucesivos aluviones, ha salido a la luz un agujero que comunica el patio donde está el jardín, con la cámara de una tumba de grandes dimensiones. El agujero parece ser de ladrones y alcanza el techo de la tumba probablemente al fondo de ésta, pudiendo estar la entrada en la hondonada a la entrada del yacimiento. La cámara está llena de escombro y en la superficie alcanzamos a ver cerámica, adobes, huesos y humanos rotos y quemados. La cámara conecta con otra por un agujero en la pared, a través del cual se ven restos humanos envueltos en lino. Habrá que esperar a despejar alrededor del agujero para podernos asomar más fácilmente al interior o incluso colarnos dentro para llevar a cabo una primera prospección,

Al final de la jornada, hemos organizado con los geólogos una puesta en común, en la que nos han expuesto sus datos y explicaciones de las distintas fases constructivas del patio y el proceso de colmatación hasta acabar cubriendo el jardín. En ciencia casi nunca hay certeza de nada. Se trata pues de argumentar bien una hipótesis apoyándose en datos fiables y contrastables. Creo que hemos conseguido reducir al mínimo las dudas, y los distintos pilares de la reconstrucción de los hechos parecen encajar entre sí bastante bien. Al margen de lo que ocurriera en nuestro patio, los datos parecen indicar que el clima era más húmedo que en la actualidad y más suave, es decir, con menos oscilaciones bruscas y pocos eventos dramáticos. Por ahora no hemos detectado ninguna evidencia del tipo gota fría o lluvias torrenciales; sí lluvias moderadas y más o menos periódicas.