Al final de la mañana hemos comenzado la restauración del muro de la tumba de Hery que toca con la tumba intermedia –399–. Bueno, más bien la consolidación o refuerzo, pues el muro tiene dos grandes agujeros (a través del más grande pasamos de una tumba a otra). Primero hemos apuntalado el agujero más grande y luego hemos limpiado el segundo para poder mañana cerrar el espacio vacío y evitar así que se desprendan bloques. El asunto no era nada fácil, pues por el lado de la tumba –399– un metro de derrubio nos impedía ver cómo era el suelo y cómo era la base del muro que tratábamos de reforzar. Si bien la primera sorpresa fue negativa, pues nos encontramos que el agujero más grande no tenía suelo de piedra, la segunda sorpresa fue positiva, al poder limpiar el agujero pequeño sin demasiado problema y encontrándonos pronto la roca de la base del muro en buen estado.
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Apuntalando el paso de la tumba de Hery a la tumba –399–.
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Alí se esmerara reforzando el muro de Hery.
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Sayed limpia el agujero “pequeño” en el muro de Hery.
Andrés sigue poco a poco juntando piezas del puzzle con los fragmentos de relieve de Djehuty. Su trabajo epigráfico será fundamental para la futura restauración de las paredes de la tumba. En la jaima grande, Omar Farouk ha empezado ha juntar con éxito fragmentos de una gran vasija de época Saita con la figura de un faraón haciendo una ofrenda dibujada en tinta roja.
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Andrés “en su mundo” estudia los relieves de Djehuty.
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Mesa de trabajo de Andrés.
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Omar va poco a poco montando una vasija con dibujo.
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La Dama Blanca bien rodeada de restauradores.
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Ahmed muestra la parte de abajo de la tapa del ataúd.
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La Dama Blanca descansa en el almacén.
En el almacén, Ahmed e Imán restauran la Dama Blanca. La están dejando lo más guapa posible para la exposición de El Cairo. Ahmed es extremadamente cuidadoso y está consiguiendo quitarle las manchas del Paraloid que utilizamos cuando la excavamos.