24 febrero 2024

Esta noche ha llovido en Luxor. Algo muy inusual. Y ha llovido un buen rato, lluvia fina pero constante. Y Todo se ha empapado y olía a humedad. Fatma y Maryam salieron al patio de casa a dejar que la lluvia las mojara la cara un poco, estaban felices y de risas. Esta mañana seguía oliendo a humedad, el cielo permanecía nublado y el color de la tierra se había tornado más oscuro. Todos los factores se volvían a nuestro favor para realizar la última fotogrametría de la zona de excavación arriba de la colina, así que se armaron con la pértiga y el móvil que manipula la pequeña cámara acoplada a la punta y subieron arriba del todo. Además, con el suelo húmedo y el cielo nublado se pueden apreciar mucho mejor los perfiles que explican el relleno de las zonas alrededor de los pozos del sector 10 y 11, por lo que Laura decidió repetir la fotogrametría del perfil que une la capilla de adobe con su pozo.

Luego, en la jaima que todavía sigue en pie, Laura y Bea terminaron de fotografiar e inventariar los materiales hallados en el pozo, y envolvieron todo con cuidado para almacenarlos bien hasta el año que viene. A su lado, Pía y Jesús, hacían listados con las necesidades para la campaña que viene, desde bolsas de plástico hasta cosas del botiquín. Todo debe quedar bien colocado y ordenado para que cuando volvamos no tengamos que perder tiempo con la logística.

Hoy es día de recogida. Los trabajadores han desmontado las jaimas, recogido las mesas y sillas, cerrado pozos y tumbas… Da mucha pena. Sin quererlo, te invade una sensación de angustia, melancolía y tristeza. Todo ha pasado muy rápido, demasiado. Y al mismo tiempo el comienzo de campaña parece como si fuera parte de la campaña pasada. Cuesta recordar que estuvimos dos semanas esperando el permiso de la policía para poder comenzar a trabajar en el yacimiento. Que Joan y Chisco se marcharon sin poder pisar el yacimiento, y que José Miguel apenas estuvo una semana sobre el terreno. Luego, hemos trabajado sin descanso, tratando de recuperar el tiempo perdido. Arriba de la colina hemos avanzado muchísimo y hemos dejado la zona con muy buena pinta para que el año que viene surjan sorpresas de las buenas. Crucemos los dedos. El pozo de Laura ha resultado mucho más interesante de lo que nos parecía al comienzo. Los hallazgos, junto con el estudio del terreno por parte de los tres geólogos, nos invitan a repensar la datación de los pozos y retrotraerla a la dinastía XIII. Este detalle es crucial para entender mejor la evolución de la necrópolis.

 

La campaña empezó con Chelo y Pedro analizando el collar de la chica de 15 años, prestando especial atención a las cuentas semitransparentes de color azul, para concluir (o no) si son cuentas de vidrio. Un análisis que promete tener repercusión en el estudio de las tecnologías en Egipto y también del comercio internacional en torno al año 1550 a. C. Como decíamos en su momento, los descubrimientos no sólo ocurren en la excavación, sino también en el laboratorio y en la biblioteca.

La campaña 23 llega a su fin. Todos estamos encantados con cómo han salido las cosas, pese a las adversidades. Hemos tenido un inspector magnífico, Ahmed Rifai, que nos ha ayudado en todo y más. Los trabajadores se han dejado la piel, y el rais Ali ha organizado el trabajo de forma tan eficaz como siempre. Tenemos motivos sobrados para estar contentos. Y a ello se suma que la casa nueva ha resultado un estímulo para todos y la hemos disfrutado día a día, y que Tutu también ha aportado su granito de arena para animar y amenizar los días de trabajo. Una experiencia muy completa y muy positiva. El año que viene más y mejor. ¡Que la fuerza nos acompañe! Y a todos los seguidores del Proyecto Djehuty, una vez más, mil gracias por estar ahí, sois quienes dais sentido al trabajo de los que estamos aquí. Kulu sana ua anta tayib!