24 enero 2023

Hoy hemos comenzado con la excavación delante de la única capilla de adobe que tiene delante un recinto delimitado por un murete que arropa al pozo funerario. El brocal del pozo está más bajo que el nivel del suelo de la capilla. Solo se veía una de las esquinas del brocal de adobe, y al poco de comenzar la excavación ya se vió que el resto estaba bastante dañado por los ladrones, que el reto del brocal había desaparecido. Al nivel de la boca del pozo hallamos una lasca de caliza de mediano tamaño, con uno de sus lados lisos recubierto con una capa de mortero fino y estuco, sobre la que se había escrito en tinta negra un texto en columnas en jeroglífico cursivo. Sin duda alguna formó parte de una de las paredes de la cámara sepulcral de Djehuty que, una vez completada, se decidió derribar para ampliar la cámara. A esta distancia, a unos sesenta metros de la fachada de la tumba, es donde encontramos más fragmentos, por lo que parece que aquí se debía encontrar el vertedero de los canteros y artistas que construyeron y decoraron la tumba-capilla de Djehuty.

El pozo de al lado, un par de metros hacia el sur, tiene también claros signos de haber sido robado en época moderna. Los ladrones, igual que en el pozo que excavaron Amalia, Laura y José Miguel hace unos días, recrecieron el muro del brocal por un extremo para contener la caída de escombros al interior, mientras que ellos se colaban dentro por el extremo opuesto. El trabajo de los saqueadores es bastante bueno y sigue un patrón muy similar al observado en otros pozos. Los adobes se disponen en horizontal. Bien colocados, pero sin mortero de unión entre ellos Sobre ellos se colocan piedras de caliza de gran tamaño o medianas, para darle más consistencia al nuevo brocal. El recrecimiento de los ladrones mide casi un metro y medio de altura.

Suni, asistida por Blanca y Asmáa, ha comenzado a pegar en la pared del pasillo de la tumba de Djehuty fragmentos que ya había ubicado Lucía en la anterior campaña. Mientras que algunos trozos encajan perfectamente en su hueco, otros son objeto de discusión entre conservadores y egiptólogos. La mayoría son fragmentos que se embutieron en la pared después de cajear una falta, y se pegaron con mortero. Con el tiempo se acabaron desprendiendo y los hallamos en la excavación del exterior. Ahora repetimos el proceso, volviéndolos a pegar con mortero, pero con una adherencia mayor.