Hoy ha vuelto a hacer un día de calor intenso. Ibrahim ha seguido excavando por debajo del muro de adobe de Djehuty y, a medida que descendía, se ha ido definiendo la planta de la parte izquierda de la sala transversal de la tumba que fue excavada en la roca en la dinastía XI, en torno al año 2000 a. C., algo más de quinientos años antes de que Djehuty construyera su patio. Cuando Ibrahim estaba ya alcanzando el suelo y las esperanzas se iban esfumando, ha salido hoy a la luz una vasija-hes para hacer libaciones y una bandeja de ofrendas, que, por la tipología, pueden datarse en la dinastía XI. Están en perfecto estado, pues, antes de que la ceja o dintel de entrada a la tumba se derrumbara, una riada las había cubierto con 65 centímetros de arena fina que sirvió para amortiguar el golpe cuando ocurrió el desplome. El hallazgo de hoy aumenta las ilusiones y esperanzas de encontrar un enterramiento asociado a las cerámicas.
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Nuevo cartel de entrada al yacimiento.
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Vista del Sector 10 Norte.
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Yuma criba las espuertas procedentes de la galería que excava Cisco.
El Sector 10 Sur, al final de la jornada, ha quedado listo para una foto general de la zona y documentar el depósito de cerámica, la estructura de adobe, la ubicación de los grandes bloques de piedra y los cortes en la roca madre que pudieran estar indicando nuevos enterramientos. La estructura de adobe tiene casi un metro de anchura y está enlucido por uno de los lados. Mañana, a primera hora, cuando la luz no es excesivamente intensa y los perfiles del corte pueden apreciarse, Pito se ocupará de sacar las fotos oficiales.
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Vasija y bandeja de ofrendas de la dinastía XI, hallados debajo del muro de Djehuty.
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Pito fotografía las cerámicas in situ desde las vigas que sostienen el muro de adobe.
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Extremo de la sala transversal de la tumba de la dinastía XI.
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Cono funerario de arcilla con una de las dos improntas de Djehuty.
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Fragmentos del Libro de los Muertos desprendidos del techo y que Lucía recomponen.
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Lucía anota los detalles de la escritura del Libro de los Muertos en la cámara sepulcral.
Lucía sigue juntando fragmentos del Libro de los Muertos que recogimos en el suelo de la cámara sepulcral cuando la excavamos años atrás. Así conseguiremos una visión más completa de la versión que Djehuty escribió sobre las paredes y techo. Por otro lado, también está anotando minuciosamente todos los detalles de la escritura, con objeto de identificar la mano de más de un escriba y sus distintas características. La publicación final promete ser una aportación científica significativa para el estudio del Libro de los Muertos, pero también para el estudio de la epigrafía y de las características de cómo escribían los escribas en trono al año 1470 a.C.