Trabajo de campo
Por fin ha llegado hoy María José. Tenía que haber venido ayer por la mañana desde El Cairo, pero una tormenta de viento y arena mantuvo cerrado el aeropuerto de Luxor más de veinticuatro horas, así que tuvo que pasar otra noche en El Cairo y luchar por colarse en un avión a primera hora de la mañana. Tan trabajadora como siempre, a los pocos minutos estaba rodeada de fragmentos de cerámica.
Oscar y yo hemos estado investigando el anexo que se abre entre el vestíbulo y la sala transversal de la tumba de Djehuty, planteándonos la posibilidad de comenzar a excavarlo en unos días.
En el exterior ha proseguido la excavación en el patio de la tumba de Hery, y ha salido a luz un par de pequeñas vasijas completas, probablemente de Época Saita.
Mientras tanto, Carlos Cabrera sigue sacando sacos con derrubio de la cámara más profunda de la tumba de Djehuty y, en el vestíbulo, Luis continua la cuidadosa limpieza de las inscripciones y relieves y Ana trata de identificar más signos jeroglíficos en la dañada inscripción del himno a Amón-Ra.
-
Oscar y José Miguel controlan la excavación en el patio de Hery.
-
José Miguel limpia una cerámica que acaba de salir a luz en el patio de Djehuty.
-
Ana trata de mejorar la lectura del himno a Amón-Ra, mientras Luis limpia poco a poco la inscripción en el vestíbulo de la tumba de Djehuty.
-
Curro selecciona los materiales hallados, bajo la atenta mirada y animada conversación del Inspector Ezz.
Trabajo de gabinete
Carlos Spottorno ha estado sacando fotos al interior de la tumba de Hery. Para enseñarle íntegramente nuestro laberinto particular, levantamos los dos el tablón que cubre el agujero que se abre en el suelo de la tumba de Hery. Nos introdujimos por él y descendimos a la galería subterránea. Le señalé la momia de ibis que hay sobre los escombros de la galería y también las cáscaras de huevo y el cristal del quinqué que dejó tras de sí alguno de los miembros de la expedición de marqués de Northampton. Cuando ya íbamos a salir, al remover la tierra justo debajo del agujero, asomaron unos fragmentos de papel. Los cogí y descubrí que estaban escritos y tenían dibujos. Se trataba ni más ni menos que una copia de parte de los relieves e inscripciones de la tumba de Hery que había hecho hace 105 años probablemente Newberry, uno de los insignes egiptólogos de la expedición de Northampton. El hallazgo supone, sin duda, un importante documento historiográfico, además de estar cargado de romanticismo y emotividad para nosotros.
Cuando la jornada de trabajo ya había acabado, incluso para nosotros, Alí llegó con un generador de electricidad. Me quedé con él y con el Inspector para cerciorarnos de que funcionaba. Eran casi las cinco cuando volvía al Marsam. Hoy no toca comer; ya cenaremos. Pero antes, esta tarde, a las siete, cruzaremos todos el Nilo para asistir a una conferencia en el Museo de la Momificación. Hoy hablará Kent Weeks, el autor del famoso libro “The Lost Tomb”.
-
La mitad de nuestros trabajadores se ponen en fila en una de las dos grandes zonas que estamos excavando, para que el rais Alí haga el recuento y pase lista antes de comenzar la jornada
-
María José, en la jaima, comienza con entusiasmo el estudio de la cerámica
-
En la galería subterránea que se abre en el pasillo de la tumba de Hery encontramos trozos de papel de la expedición del marqués de Northampton, hace 105 años. Copian parte de los relieves e inscripciones que decoran una de las paredes del pasillo de Hery
-
Dibujo a lápiz de la escena que representa al sarcófago de Hery siendo cruzado al otro lado del Nilo, para ser enterrado en Dra Abu el-Naga