23 febrero 2022

Hoy hemos vuelto a madrugar extra y nos ido al yacimiento a las seis, para poder hacer fotogrametría del pozo que excava Laura con Salem sin demasiados contrates entre luces y sombras. A primera hora da gusto pasear por el yacimiento sin gente. Para hacer el pozo, primero se hizo un agujero en la tierra hasta alcanzar la roca madre. Luego, apoyándose en suelo firme, se recreció el perfil del pozo con adobes. No se utilizó mortero de unión y los muros se remataron con piedras de caliza planas. Parece un milagro que se mantenga en pie el brocal del pozo con los adobes y piedras en equilibrio. Salem ha descendido 70 centímetros por debajo del corte en la roca madre y aquí hemos decidido interrumpir la excavación, pensando que no nos iba a dar tiempo a terminar y que era mejor evitar quedarnos con la miel en los labios.

Salem ha seguido excavando junto al pozo y ha ido sacando a la luz cerámica bastante completa de la dinastía 17 y también de la dinastía 13. A Angie, en las cuadrículas de al lado también le está saliendo cerámica del Segundo Periodo Intermedio. Sin duda, hemos alcanzado niveles no sólo interesantes, sino que además a penas muestran intrusiones modernas, lo que supone una gran noticia. De mantenerse así el panorama, la excavación en este sector promete.

Pía y Angie han comenzado a mirar con detenimiento el collar de fayenza que llevaba la momia de perro, y también las telas que lo envolvían. Hemos empleado luz ultravioleta para ver si las telas tenían algo escrito, pues se veían algunas manchas negruzcas, pero no hemos conseguido identificar ninguna forma coherente, al menos por ahora. Pía mañana estirará las telas un poco más y lo volveremos a intentar. La momia de perro es uno de los hallazgos estrella de esta campaña, a pesar de que la datación sea todavía un enigma, aunque todo parece apuntar a la dinastía 17.