Ya somos veinte en el equipo. La mesa de comer parece ya casi de una boda y en la camioneta vamos al yacimiento como sardinas en lata. La actividad en el yacimiento se ha intensificado. Miguel Ángel ya ha metido la directa y, con su inseparable Rifai, ha retomado la restauración de la entrada a la tumba de Baki. Los sacos de cal y arena circulan por el yacimiento como si tal cosa, y los hierros para el soldador que trabaja con Nacho se amontonan junto a la jaima de restauración. Hoy ha habido una pequeña discusión entre Nacho, el rais Ali y el inspector Ahmed, sobre cómo llevar a cabo el encofrado del techo de hormigón. Como ocurre a menudo en España también, todos opinan y lo único que se consigue es frenar el ritmo y conseguir que la persona que realmente sabe del tema tenga que hacer un enorme ejercicio de paciencia. Esta vez le tocó a Nacho.
Los arqueólogos encargados de la excavación nos hemos reunido para discutir cómo afrontar la excavación a partir de mañana. El objetivo principal es excavar el recinto delante de la capilla de ofrendas, que está delimitado por un murete. Alineado con la capilla y en el centro del recinto muy probablemente se abrirá un pozo funerario, pues se ve un par de adobes haciendo esquina que muy probablemente sean parte del brocal. Pero en la mitad oeste del recinto, parece que se abre un segundo pozo que rompe o reutiliza parte del murete perimetral del recinto. Laura y José Miguel excavarán la mitad este del recinto, incluyendo el pozo del centro, mientras que Ana y Marisol excavaran la mitad oeste y el segundo pozo. Beatriz acompañará a los dos grupos para ir haciéndose poco a poco con la dinámica del sistema de documentación, y poder en un par de días tomar las riendas de la excavación de otro pozo. Después de la reunión, hemos aprovechado la jornada sin excavación para adelantar algunos trabajos de documentación y artículos en marcha.
A la una y media, Ali ha organizado una comida en el yacimiento con los trabajadores que se quedan con nosotros hasta las tres de la tarde. Sobre unas esteras hemos colocado una cazuelas con un guiso de carne y vegetales con tomate. En realidad, lo especial es que se trata de sesos de cordero y otras partes de la cabeza de cordero. Aquí la casquería, igual que en España, tiene mucho predicamento, pero sobre todo se trataba de confraternizar un poco con los trabajadores y tener un momento de relax con ellos. Y el guiso estaba buenísimo.