23 enero 2016

Hay tantas cosas ocurriendo al mismo tiempo que es un milagro que no nos tropecemos y nos estorbemos más. Joan anda como loco de un sitio a otro. Sólo en la primera hora de excavación, instala la estación total, topografía el anexo de la tumba de Djehuty y ayuda a decidir cómo cerrar el agujero de la estatua que falta junto a la fachada, ayuda a Ali a montar la polea en el pozo del mudir… Nacho supervisa la extracción de las vigas que sujetaban el muro de adobe del patio de Djehuty a la vez que está instalando nuevas luces en el pasillo de la tumba. Y ya lo de la fotografía es una anécdota para Pito, pues se ha convertido en chico para todo, omnipresente, interviene en la instalación eléctrica, en ir moviendo las cajas para ir dejando sitio en determinados lugares de la tumba… Hemos empezado hoy la semana con el turbo puesto.

Para Kristian es su primera campaña y, para que fuera rodando, le asignamos cuatro grupos de trabajadores. Pero como en sus cuadrículas estamos excavando en un nivel superficial, anteriormente utilizado como pesebre para un burro, y hay más de un metro de paja y detritus, hoy ha comenzado la semana con seis grupos. De aquí saldrá bien curtido. Por su parte, David sigue con cuatro grupos. Sobre el patio de entrada a la posible nueva tumba que se adivina en el corte de la roca madre, ha salido a la luz un suelo de cemento. No es de extrañar, ya que toda la zona del sector 10 estaba ocupada por casas hasta 2007. En contra de lo que pudiera parecer, debajo de las casas modernas pueden hallarse enterramientos antiguos sin tocar desde época Saita, desde el siglo VII a. C. Esperemos que así sea.

El trabajo de restauración sigue a buen ritmos. Los tres egipcios Hasan y Mohamed I y II, junto con Suni, están limpiando una de las paredes de la sala transversal de Djehuty, retirando la fina capa de barro que cubre la superficie. A media mañana Suni y Pía han vuelto al Museo de Luxor para retocar la caja que alberga las flechas de Iqer y hacer que resalten más. Por suerte estos días no está haciendo tanto calor, y la actividad frenética se puede sobrellevar sin demasiado sufrimiento. Sobre todo los trabajadores lo agradecen, y hoy Broston ha tenido las energías para estar cantando y animando con sus chistes a las cuadrillas hasta el final de la jornada.