23 enero 2013

“… si en lo pequeño está la fuerza, si hacia lo simple está la destreza, volver al origen no es retroceder, quizás sea andar hacia el saber. Moving, all the people moving; one move for just one dream…” En este siglo XXI en el que las Humanidades se van poco a poco relegando a un segundo plano por voluntad de nuestros políticos, tanto en la Educación como en la Ciencia (digan lo que digan), se me ha ocurrido incluir esta estrofa de Macaco, de su canción “Moving”, como un desahogo en defensa de la Arqueología, de la Historia y de la Filología, ahora que estamos inmersos, aquí en Luxor, en esta empresa por rescatar, conocer y comprender parte de nuestro pasado. Pero no voy a seguir por aquí, lo dejo así, sin más.

El suspense y la emoción van aumentando día a día en la excavación, ahora ya repartida por todos los sectores. Por encima de las tumbas, Carlos está sacando a la luz el muro de adobes de la entrada a una tumba del tercer “piso” en la falda de la colina. Uno de ellos conserva la impronta de su probable propietario, “El escriba del rey Djehuty-nefer”, probablemente de comienzos de la dinastía XIX. Además, ha hallado un cono funerario con una impronta fenomenalmente conservada, perteneciente a una mujer, “señora de la casa”, llamada Mery-Ptah. En el Sector 10 crece la expectación, tanto en la zona de Angie, como en la de José Miguel. El terreno parece no haber sido alterado desde época antigua y, junto a la capilla de arriba, se detectan dos oquedades que pudieran ser tumbas… Pero hay que armarse de paciencia, no precipitarse y seguir los pasos adecuados para que las cosas salgan bien.

El equipo de restauración, egipcios y españoles mano a mano, trabajan sin tregua. Ya han colocado casi una docena de fragmentos en las paredes de la capilla y del pasillo de la tumba de Djehuty. De vez en cuando tienen que desplazarse para dejar sitio a Nacho y al soldador que hemos contratado para que vayan probando la estructura de hierro que colocaremos en el techo como protección a la caída de piedras del techo. Hoy hemos probado (“presentado” como el dice) como quedará la estructura y ha encajado con una precisión milimétrica. Por su parte, después del descanso de media mañana, Pía ha vuelto al Museo de Luxor para recolocar los pendientes de oro y hallados en la tumba de Djehuty. De paso, ha ayudado a las conservadoras del museo a rehacer la caja en la que se expone uno de los bastones de madera de Tutankhamon y a recomponer los marcos de algunos de los linos expuestos dentro de la gran vitrina. Un día emocionante a uno y otro lado del Nilo.