El pasado jueves, sobre las tres de la tarde, montamos la segunda estructura de hierro dentro de la cámara pintada de Djehuty. Ahora el techo está bien protegido y se puede trabajar debajo con mucha seguridad y cierta comodidad. Antes de retomar la excavación dentro, hemos realizado varias sesiones fotográficas. En la primera, Parra y el mudir han estado tomando detalles del nombre de Djehuty y de sus padres. Uno de los valores de la cámara es precisamente que se conservan intactos los nombres, lo que tiene especial valor si se tiene en cuenta que Djehuty y su familia sufrieron todos “damnatio memoriae” y sus nombres fueron sistemáticamente golpeados intencionadamente en las inscripciones de la parte de arriba del monumento. El padre de Djehuty es “el dignatario Abuty”, tal vez de origen extranjero, pues su nombre parece tener raíz semítica, lo que parece indicar una procedencia de Siria-Palestina. Su madre, “la señora de la casa”, se llamaba Dediu.
La segunda sesión fotográfica la han protagonizado Pía y Nieves, quienes le han ido indicando a Parra qué detalles fotografiar para documentar la restauración: los daños del estuco debido a la presencia de sales, grietas, desplazamientos de algunas partes, etc. Hay que tener en cuenta que la cámara se encuentra a unos doce metros por debajo del nivel del suelo de arriba, es decir, a tan sólo un par de metros por encima del nivel de la capa freática, por lo que la humedad dentro de la cámara es inevitable.
En el pozo de Gemma se sigue descendiendo. Ya se han superado los seis metros de profundidad y ni rastro de cámara funeraria. Las paredes del pozo están muy bien talladas y no tienen restos de humo, lo que parece indicar que al menos la cámara funeraria, cuando la encontremos, no habrá sufrido grandes incendios. En el pozo de la sala transversal, Chemi ha terminado de excavar la cámara funeraria norte. En el suelo de la cámara había un cuadrado tallado en la roca, que resultó ser para colocar dentro la caja de madera donde se guardaban los vasos canopos. Dentro, encontramos una tapadera de canopo tallado en caliza, con la cabeza de halcón perfectamente conservada, incluso el pico. El halcón representa a uno de los cuatro hijos de Horus, Qebehsenuef, encargado de velar por los intestinos del difunto.