22 febrero 2018

Hoy comenzamos a recoger en el yacimiento, y hasta esto acabó siendo intenso. Empezamos a ritmo lento, tomando algunas fotos, haciendo croquis de la zona excavada con los nuevos pozos a la vista… y terminamos a las tres de la tarde a toda máquina. Y es que cuando el rais pone la directa no hay forma de frenarle. Tapiamos la entrada a la tumba que excavó Carlos con un muro de adobes, después de haber protegido el pavimento que se conserva entre ésta y el jardín con un geotextil y arena. El agujero que tiene en el techo, por el que entraban desde la casa que había encima hasta 2006, lo cerramos con una trampilla de metal que construyó Joan. Los pozos que quedaron sin excavar los cubrimos también con geotextil, arena y mortero. El material de excavación que usamos en el día a día de la excavación (capazos, palaustrines, azadones, etc.) queda guardado en la tumba de Ay y Baki, después de desmontar la mesa donde Bridget y Lucía trabajaban con los papiros y los fragmentos del Libro de los Muertos de Djehuty. La madera y el metal sobrante lo guardamos en la tumba -399-. Gudelia y Marisol se han organizado fenomenal para terminar de inventariar el material pendiente de procesar y guardarlo todo de forma controlada en distintos lugares del yacimiento.

Después del descanso de media mañana, vino un coche de policía y un segundo inspector para llevar algunos de los hallazgos más relevantes al almacén que tiene el Servicio de Antigüedades junto a la casa de Howard Carter. En los almacenes la Spanish Mission tiene un cuarto asignado, y se apuntan en el Register Book los objetos más valiosos y ya estudiados. Cada año el procedimiento cambia ligeramente, por lo que hasta el último momento no sabes bien cómo irá el asunto. El sitio donde se tomó nota del ingreso de los objetos fue esta vez de los más peculiar, rodeados de estatuas gigantes de la diosa leona Sakhmet procedentes de la excavación alemana que trabaja detrás de los colosos de Memnón.

Las misiones arqueológicas deben pagar el sueldo del inspector o inspectores que se les asigna durante la duración de la campaña. Para hacer el pago de forma oficial, al final de la campaña vamos a una oficina de correos y allí se hace el pago, el de la ventanilla te da un recibí que luego manda a las oficinas centrales de El Cairo para que ellos tengan constancia. En realidad, todo es más sencillo de lo que parece. Al final de la mañana cubrimos el jardín con la estructura de metal, unos tablones de madera sobre los que descansaban planchas de metal, y sobre estas colocamos un plástico grueso, la madera de las mesas y ya mañana terminaremos el cubrimiento con esteras. Los laterales quedarán también cerrados, pero con pequeños huecos para dejar que circule el aire. Así, el jardín queda bien protegido hasta el año que viene, cuando le construiremos al final un cerramiento definitivo.