22 enero 2015

Hoy ha sido el primer día de paga. Incluyendo el que nos suministra agua, el de la electricidad, el conductor del tractor, los guardas… hemos pagado a ciento tres personas. Las cuentas las organiza Naadi, que deja perfectamente preparada la paga de cada uno. Gracias a él, la paga se alarga sólo una hora. Lo más caro es, sin duda, el tractor que se lleva la tierra y piedras de la excavación a otro lugar especialmente elegido para esto. Claro que cuando Nacho empiece a montar el techo de metal para la sala transversal de Djehuty, las barras de hierro y el soldador también se convertirán en parte importante del presupuesto. Pero en fin, a eso hemos venido. Además de llevar a cabo una excavación científica y adquirir información que nos permita luego hacer aportaciones al conocimiento de la egiptología, uno de nuestros principales objetivos es contribuir también a la conservación y puesta en valor del patrimonio histórico y artístico de Egipto y, además, en la medida de lo posible, contratar al mayor número de trabajadores para ayudar a la maltrecha economía de Luxor debido a la poca presencia todavía de turistas.

La excavación en los sectores de Carlos y José Miguel avanza con paso firme. Ahora se ven claramente un conjunto llamativo de estructuras de adobe. Carlos tienen la parte más fácil, pues en su sector está bien claro que se trata de la fachada y los muros laterales del patio de entrada a una gran tumba. Por las improntas en los adobes, todo parece indiciar que se trata de la tumba del sucesor de Djehuty, del supervisor del Tesoro en época de Tutmosis III llamado Djehuty-nefer. El sector de José Miguel, sin embargo, está mucho más complicado, pues se superponen estructuras de distintos periodos, de época bizantina hasta el año 1600 a.C. Para entender bien cada una de ellas, su naturaleza y función habrá que esperar unos días más.

El Sector 10 Sur parece que promete. En algunas zonas hemos llegado casi a la roca madre (“gebel”) y se ven algunos cortes que pudieran estar indicando la entrada a un pozo funerario o a una tumba. Entre ellos, hay grandes bloques de piedra y sigue saliendo a la luz un depósito de cerámica ya de dimensiones considerables. Puede ser considerado, en realidad, parte del mismo gran depósito que retiramos ya hace un par de años, al otro lado de la tumba del príncipe Intefmose y junto al ataúd del niño de cinco años. Desde luego, puede decirse sin temor a equivocarse que estamos en plenos cementerio de la familia real y la elite de la dinastía XVII, donde los enterramientos se alinean uno junto al otro siguiendo el perfil de la falda de la colina.