Estamos agotando los últimos cartuchos. Hoy tres de nosotros hemos llegado al yacimiento antes de las seis y media para escanear la zona de los pozos con una luz uniforme, sin contrastes fuertes entre luces y sombras. La verdad es que al amanecer, el yacimiento está muy bonito y se pueden sacar fotos que tan sólo unos minutos después, por la intensidad del sol y su reflejo en la piedra caliza, resultan mucho menos lucidas. Mientras Laura y Ana estaban con el escáner, yo me dediqué a sacar fotos desde arriba de la colina, sobre todo a la zona que estamos limpiando por encima de las tumbas buscando un posible monumento que sirviera de referencia para la orientación de las capillas y pozos de más abajo.
De paso, resulta difícil no pararse delante de las tumbas de Hery y Baki y quedarse contemplando como el sol va poco a poco iluminando las fachadas. Este año hemos reconstruido la fachada de la tumba de Baki, supervisor del ganado de Amón en la dinastía 18, y hemos consolidado la parte de arriba de la fachada de la tumba de Hery, donde pensamos que habría habido una pirámide de adobe.
En la publicación del jardín funerario que tenemos en marcha, un capítulo estará dedicado a la tumba con la que supuestamente estaba asociado y que excavó Carlos entre 2017 y 2019. Por eso Ana ha dedicado parte de la mañana a volver a fotografiar los bloques de piedra que se hallaron dentro, uno con un cartucho y otro con parte de un serekh, dos de las formas que se utilizaban para escribir los nombres de los reyes. Por desgracia, el nombre del rey se ha perdido.