Salima y Cisco continúan con el estudio de las momias de ibis y halcones pues, aunque todavía no ha llegado el permiso para radiografiarlas, hay mucho que hacer. De la cámara sepulcral norte han recogido fragmentos grandes y una gran vasija decorada con motivos vegetales, de época Ptolemaica. Por otro lado, han comenzado con la excavación de la cámara sur, retirando las piedras y los adobes ptolemaicos que cayeron en su interior.
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Uno de tantos amaneceres espectaculares desde el Marsam.
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Este año se ven muchos menos globos, por lo que llaman más la atención.
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Árboles en el patio del Marsam.
En la tumba de al lado, en la de Djehuty, Lucía se ha pasado casi toda la mañana en el fondo del pozo, juntando los trozos grandes del Libro de los Muertos que por su peso no se pueden manipular y subir fácilmente. Todo esto mientras Nieves trabajaba en la restauración de la capilla y dirige a los tres restauradores egipcios en el pasillo.
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Pía comienza a calcar las paredes de la capilla de época ramésida con escenas de telares.
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Pieza de madera tallada con la cabeza de un prisionero semita.
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Angie toma notas junto a su sector de excavación.
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Sala más interna de la tumba-capilla de Hery, con Cisco tomando notas junto al pozo.
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Salima echa un primer vistazo a los huesos de aves recogidos en la cámara sur del pozo de Hery.
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Visita a la cámara sepulcral de Djehuty.
En la excavación del pozo frente a la capilla de adobe, a casi cuatro metros de profundidad, ha salido a la luz el dintel de la entrada a la cámara sepulcral. Se ve que la cámara está llena de escombro, pero poco más. Habrá que esperar hasta mañana para saber algo más. Mientras tanto, en el sector que supervisa Angie, ya empieza a salir material interesante, desde importantes cantidades de cerámica hasta linos y fragmentos de piedra caliza inscritos. Uno de éstos últimos pudiera pertenecer a un dintel que hallamos el año pasado con el nombre del príncipe Intefmose grabado junto a la figura de la diosa Hathor, señora de la colina de la necrópolis.