21 enero 2005

Trabajo de gabinete

Siguiendo nuestras costumbres, el día de fiesta, viernes, nos hemos dado un buen madrugón. Nos levantamos antes de las seis para llegar a tiempo de unirnos al convoy que sale de Luxor hacia Asuán a las siete de la mañana. Nuestro primer destino era El-Kab, a 88 kilómetros al sur. El-Kab es una de las primeras ciudades importantes del antiguo Egipto, cuyo prestigio y solera se hunde en el comienzo de los tiempos, antes de la unificación del Alto y del Bajo Egipto, en el cuarto milenio antes de Cristo. Pero nuestro principal interés estaba en visitar las tumbas de un grupo de oficiales que sirvieron a la monarquía a comienzos de la dinastía XVIII, es decir, contemporáneos de Hery y de Djehuty.

Ahmose hijo de Abana fue un marinero que luchó junto a los primeros reyes del Reino Nuevo, tanto en Palestina y Siria como en Nubia. Por su valor en la batalla fue recompensado repetidas veces con oro y cautivos. Su biografía cubre casi una pared entera de su tumba, y está llena de información de gran valor para el estudio del imperialismo egipcio. La tumba la terminó de decorar su nieto, Paheri, un escriba sobresaliente que actuó de tutor de uno de los hijos de Tutmosis I. Paheri excavó la suya junto a la de su abuelo, se conserva en muy buen estado y las escenas de banquete y de la procesión funeraria son una auténtica maravilla. También visitamos la tumba de Renini, de época de Amenhotep I, que tiene escenas de vida cotidiana llenas de detalles muy interesantes, como la fabricación de lino, o el tratamiento del pescado. La tumba de Ahmose Pen-Nekhbet, también de la época, está cerrada al público, pero nos pudimos asomar entre las rejas de la puerta y comprobar la buena calidad que tiene la talla de los relieves e inscripciones que la decoran, aunque hoy se conserva en un estado muy deteriorado.

Desde el-Kab bajamos a Edfu para cruzar el río y acercarnos hasta Hierakómpolis, lugar legendario donde los haya. Visitamos el impresionante fuerte de adobe, de unos cinco mil años de antigüedad. Su función todavía está hoy abierta a debate. El lugar está siendo excavado por un grupo de egiptólogos americanos dirigidos por Renee Friedman.

Ya de vuelta hacia Luxor, nos detuvimos en Moalla, para visitar la tumba de Ankhtify, un gobernador provincial y bravo guerrero, que luchó en una época en la que Egipto estaba dividido y tenía lugar algo parecido a una guerra civil. Sobre varios de los pilares de su tumba escribió su autobiografía, insistiendo en su valentía y buen gobierno.

Vida cotidiana