Hoy volvimos al almacén del Servicio de Antigüedades, pues a Jesús le faltaba por examinar y radiografiar los huesos de Neb, cuyo ataúd tipo “rishi” se encuentra en exposición en el Museo de Luxor, pero él se encuentra en el almacén, en un ataúd nuevo que le hicimos nosotros. En la dinastía XXI el cuerpo se evisceraba por completo y se usaban muchas resinas, lo que permitía que el cuerpo mantuviera su compostura y en muchos casos se conservara la piel, como en el caso de la niña nubia. Sin embargo, en el Segundo Periodo Intermedio, que es la época de Neb, la momificación era muy simple y casi no se usaban métodos para conservar el cuerpo, por lo que los huesos acaban sueltos y la estructura ósea acaba por desmoronarse. Así, aunque en 2004 hallamos el cuerpo de Neb dentro de un sudario y vendado, los huesos ya no estaban en su posición anatómica.
Mientras tanto, en el yacimiento, Laura sigue excavando una de las dos cámaras sepulcrales de su pozo, junto con Saidi. Los fragmentos de ataúd que sacó hace unos días ya los ha limpiado Pía, y son claramente de la dinastía XIII. El ataúd debía ser muy similar a los hallados por el Museo Metropolitano de Nueva York, cuando excavaban en el valle de Deir el-Bahari a comienzos del siglo XX: de fondo negro, con bandas verde clarito y las inscripciones escritas en fondo color crema. La cerámica también es claramente de esa época. El ataúd tenía pegado un trozo de tela plisada muy poco frecuente, al menos en nuestra excavación. Por su parte, en la jaima de las esteras, Khaled ha recompuesto un plato hallado en pedazos en la cámara y la datación parece clara. Es un plato peculiar, pues en el fondo tenía algún tipo de resina o de melaza y un grupo de moscas quedaron atrapadas, atraídas por la dulzura de la substancia.
La actividad arriba de la colina no ha disminuido su intensidad. Seguimos retirando el nivel de piedras sueltas de la superficie de la ladera y ya ha salido a la luz parte del “gebel”, de la “roca madre, incluyendo unas grandes rocas. Apenas sale material, muy poca cerámica, lo que indica que es una zona muy poco alterada, muy poco reutilizada y nada saqueada. Las piedras sueltas son consecuencia de haber excavado un pozo o una tumba, por lo que pronto encontraremos aquello que construían y que quedó pronto cubierto y oculto. La zona promete mucho, pero habrá que esperar al año que viene para las sorpresas.