Día de cierre. Hoy los trabajadores que se han quedado con nosotros hasta el final han currado a tope. Desmontar todo el campamento, las jaimas, guardar todas las cajas, las herramientas, proteger las estructuras de adobe, tapiar las puertas de las seis tumbas, de los pozos… a la vez que ocurría todo eso, Pito, Angie y el mudir han estado sacando las fotos del estado final del Sector 10. Desde arriba de la escalera se veía fenomenal. Como habíamos dejado in situ, sobre el suelo, los conjuntos de cerámica alrededor de los pozos funerarios, luego hubo que levantar rápidamente las vasijas, algunas de ellas botellas competas de color rojo y bruñidas. Y dentro de la tumba de Djehuty, Lucía, con mucha ayuda, ha vuelto a bajar a la antecámara del pozo los fragmentos de pintura que ha estado pegando. Luego, han cerrado herméticamente la entrada a la cámara sepulcral, a la antecámara y la boca del pozo, con el objetivo de que la cámara recupere su nivel de humedad y temperatura, para su mejor conservación.
Me temía que con toda la cerámica que teníamos y la que hemos recogido este año, las cajas no cabrían en el almacén, pero Curro y Gudelia, junto con Taalat, lo han organizado todo tan bien que incluso sobra todavía algo de espacio. Aún así, esperemos que para el año que viene consigamos que el Servicio de Antigüedades nos asigne en el gran almacén junto a la casa de Howard Carter un espacio para la misión española.
A media mañana fui con Hekmat a la oficina de correos para efectuar de forma oficial el pago al inspector. Luego cerramos y sellamos los candados de cada una de las puertas. Y el último paso es la entrega en el “taftish” de cinco copias del informe preliminar sobre los trabajos efectuados durante la campaña y los principales hallazgos. Las despedidas siempre son duras, pero todos esperamos volver a vernos el año que viene. “Sana gaya en-sha-ala”.