Último día en el yacimiento. Nuestros trabajadores ya están tan entrenados que la recogida ha sido visto y no visto. La jaima se ha desmontado mientras María José dibujaba la última cerámica, la jarrita chipriota hallada en el pozo junto a la estatua de Djehuty, y cuya asita se encontró y pegó el último día. Todo el material ha cabido dentro de la tumba intermedia, bien ordenado. Curro y Angie han estado organizando el inventario de materiales para que todo quedara localizable el próximo año. El mudir se quedó un par de horas en el Marsam terminando los dosieres con el informe preliminar de la campaña que hay que entregar a las autoridades del Servicio de Antigüedades antes de dejar el yacimiento.
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Curro y Alí se toman un respiro.
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Rais Alí y compañía en plena faena de recogida.
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Parte del grupo a la entrada del patio de Djehtuy.
Sobre las doce hemos cerrado las puertas de las tumbas, echado el candado, sellado el cierre y tapiado la puerta de metal. Todo ante la atenta mirada de nuestro inspector Aamer, de otro inspector de la oficina del West Bank, Aiman, y del jefe de los gafires, Mahmoud. El yacimiento ha quedado limpio y seguro hasta el próximo año. Las despedidas siempre son difíciles y los sentimientos se mezclan de forma confusa. Por un lado estamos todos contentos de haber terminado bien la campaña, habiendo cumplido todos los objetivos con éxito, y contentos de volver a casa, pero, por otro lado, da pena ver ahora el yacimiento vacío, sin actividad.
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Pasillo central de la tumba de Djehuty, mirando hacia afuera.
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La diosa Nut nos despide hasta el año que viene.
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El cuerpo de Djehuty se divide en 18 partes, bajo la protección de 18 divinidades.
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Sellado de la puerta de Djehuty.
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Entrada al “Taftish”, la oficina del Servicio de Antigüedades en el West Bank. Entrada al “Taftish”, la oficina del Servicio de Antigüedades en el West Bank.
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Un cartel emblemático.
El año que viene nos esperan importantes retos y, tal vez, alguna sorpresa. Excavaremos la cámara interna de la tumba de Hery. Todos estamos deseando saber si, debajo de los escombros que la colmatan, habrá restos de decoración y, por qué no, un pozo funerario. Al mismo tiempo estaremos excavando la tumba de Baki, nuestro antiguo almacén que, si bien el interior está muy deteriorado, nunca se sabe lo que podemos encontrarnos debajo del metro de potencia que nos queda por excavar. Mientras esto sucede en el interior, en el exterior abriremos una nueva excavación al suroeste de la tumba de Djehuty, en paralelo a su patio de entrada. Sin duda nos volveremos a tropezar aquí con decenas de conos funerarios, fragmentos de relieve de tumbas vecinas, trozos de ataúdes pintados, momias desmembradas… y tal vez ya consigamos volver a sacar a la luz alguna tumba de la época de Djehuty. Pero no hay que adelantar acontecimientos. A todos vosotros, gracias por habernos seguido estos días tan intensos, y hasta el año que viene.