Iqer estaba por fin liberado del suelo y agarrado con cinchas a una tabla que, colocada debajo del ataúd, servía de bandeja. A última hora de la mañana del día 10 de febrero, entre media docena de hombres lo fuimos moviendo hacia afuera poco a poco. Lo sacamos de su abrigo, subimos con él la cata y lo introdujimos dentro de la tumba de Djehuty. En el vestíbulo habíamos preparado un tablón apoyado en unas cajas de plástico para apoyar el ataúd de la forma más estable y segura.
El ajuar funerario lo componía, además del grupo de flechas, sólo una pequeña vasija muy fina y redondeada. Bajo la atenta mirada de Djehuty, Pía siguió limpiando y consolidando, ya de forma más cómoda, las grietas del ataúd. Era importante reforzar las partes más débiles antes de intentar levantar la tapa. El 14 de febrero, San Valentín, Iqer salió completamente a la luz. Acompañados por Sabri Abdel Aziz, Director de Excavaciones del Consejo Supremos de Antigüedades de Egipto, levantamos la tapa del ataúd. Era una operación muy delicada que antes ensayamos varias veces con un tablón. Además de las cámaras de Informe Semanal de Televisión Española, había observadores en el vestíbulo hasta llenarlo, lo que complicaba aún más la operación. Pero al final todo salió bien, no hubo desgracias que lamentar, sino todo lo contrario, motivos más que de sobra para felicitarnos por el éxito.
Hoy hemos llevado algunas piezas al almacén del Servicio de Antigüedades y las hemos inscrito en el registro oficial. Mientras tanto, hemos rematado la reconstrucción del muro de la sala transversal de la tumba intermedia, hemos tomado las últimas notas de la excavación de la cata en el patio de Djehuty y del enterramiento de Iqer. A última hora, hemos iniciado la recogida del material, preparando ya el cierre de mañana.