Trabajo de gabinete
Ayer estuvimos de cinco a ocho y media haciendo el equipaje. Entre unas cosas y otras llevamos de vuelta treinta y dos bultos. El avión salía de Luxor a las once de la noche. En El Cairo nos alojamos en el hotel Three Pyramids, donde ya estuvimos el año pasado. Esta vez la visita egiptológica del viernes tendría lugar en el Museo de El Cairo. Para variar, no madrugamos mucho, y nos reunimos para desayunar a las nueve y media. Gracias a los contactos del moudir en el museo, pasamos gratis y con cámaras. Como algunos no habían estado nunca, decidimos tratar de verlo todo, o casi todo, siguiendo un orden cronológico.
El museo de El Cairo da pie a un cierto debate sobre museología. A mí, personalmente, me parece un lugar con un enorme encanto y poder de seducción. Efectivamente, las condiciones de luz, temperatura, humedad, las vitrinas, etc., no son las mejores del mundo, pero el ambiente del lugar es único y sorprendente, como el del propio Egipto.
Desde hace un par de semanas hay nuevo director en el museo. Ahora es una mujer. La doctora Wafaa El-Sabik; relativamente joven y elegante. Fui a saludarla y a informarla del proyecto que tengo junto con Adel Mahmoud de publicar las estelas de Deir el-Medina que están hoy en el Museo de El Cairo. Estuvo muy cordial y simpática y me dio la impresión de ser inteligente y buena egiptóloga, además de hablar inglés y alemán perfectamente.
En la visita por las salas del museo nos detuvimos en una tabla de madera utilizada para escribir; vimos un vaso de alabastro muy similar al que encontramos nosotros al final de esta campaña, incluso cerrado con lino y un cordel como el nuestro; y formando parte del “tesoro de Tutankhamon” descubrimos una tela de lino con una inscripción muy parecida a la de nuestro lino de Amenofis II.
Nos acercamos al Felfelah para comer Khoshari y shauermas en la barra del local para los egipcios (no el restaurante de los turistas que está a la vuelta de la esquina), y luego nos fuimos a Khan el-Khalili. Después de un té en una terraza, contemplando los espléndidos minaretes de la mezquita El-Azhar, y después de un rato de compras en el zoco, cuatro de nosotros fuimos a visitar a Salima Ikram a su casa. Unos minutos después llegaba también Stephen Harvey, profesor de la Universidad de Chicago que excava en Abidos, precisamente en un templo o cenotafio con pirámide construido por el rey Ahmose, es decir, prácticamente contemporáneo de la tumba y pirámide de Hery. Tuvimos una animada conversación egiptológica durante una hora. Luego, de vuelta a Khan el-Khalili, a cenar en el restaurante Naguib Magfus. Y para rematar la jugada, té con menta y fumar una buena shisha en el café “El Fishauy”, el café de los espejos.