La excavación y los distintos trabajos han continuado todos a buen ritmo. La actividad se reparte por todo el yacimiento, pues, mientras Miguel Ángel está restaurando las jambas de la entrada a la tumba de Baki, al este, al otro lado del yacimiento, al oeste, Carmen consolida la capilla de adobe más grande de todas. En la sala más interna de la tumba de Djehuty, Suni, junto con Asmaa, Fatima, y Ahmed continúan con los retoques de la restauración. Al norte, Alí y el mudir planifican la instalación de los paneles solares por encima de la fachada de la tumba de Djehuty, mientras que la excavación continua a pleno rendimiento al sur. Además, Pía ha vuelto al almacén del Servicio de Antigüedades para continuar con la restauración de una estela del Segundo Periodo Intermedio hallada hace ya casi cinco años.
Hoy, jueves, ha sido el primer día de paga. A pesar de tener contratados a más de un centenar de trabajadores, todo ha fluido con agilidad, gracias a la buena organización del rais Ali y de nuestro contable, Nadi. La maquinaria de la excavación parece estar ya perfectamente engrasada. Por la tarde, después de comer, fuimos a hacer recados a Luxor y llevamos al nuevo miembro del equipo, Tutu, al veterinario. Se llamaba Dr. David y tenia la consulta en un primer piso, al que se accedía por una pequeña puerta misteriosa y una escalera todavía más siniestra. Nos recibió su “secretaria”, que le daba a la consulta un toque de “Doctor en Alaska”, pues era de cara redondita y, si bien su boca se resistía a sonrerir y trataba de reprimir toda expresión, sus ojos irradiaban amabilidad y su mirada era la mejor bienvenida que podríamos esperar. El Dr. David, por el contrario, tenía una apariencia un poco desconcertante y, ciertamente, poco atractiva, con el pelo teñido de negro y bien ceñido a la cabeza, a juego con una camisa de tonos marrones muy poco inspiradora. Sin embargo, nada más entrar en la consulta, abrazó a Tutu, le besó, le colmó de piropos y, en un inglés perfecto y con un tono de voz cálido y tranquilizador, nos dio todo tipo de explicaciones. Éste nos confirmó que está totalmente sano y que debió nacer a mediados del mes de diciembre. Nos informó de lo que le debíamos dar de comer y nos dio un antiparásitos para dárselo dentro de un par de semanas. Después de media hora de consulta, no nos quiso cobrar nada, explicándonos que los que aman a los animales son una bendición, e insistió en darnos las gracias él a nosotros por haber “salvado” a Tutu de una infancia de múltiples peligros.
La tarde, que había comenzado tan bien, tuvo un final todavía mejor, tomando todos una cerveza en el Winter Palace y con Laura cantando con el pianista del bar. Los dos demostraron ser unos grandes artistas, capaces de improvisar y cantar/tocar juntos sin ensayos previos. No se puede pedir más, son en Luxor ocurren cosas así.