La excavación va poco a poco cogiendo ritmo y todos ya saben su lugar y su tarea. El pozo que está excavando David con Gamal está proporcionando mucho menos material que el de Angie. Muchos fragmentos de cerámica, eso sí, pero poco más. Al llegar a una profundidad de 1,70 metros ha salido una acumulación de piedras de caliza de mediano tamaño, sobre todo en el extremo este, donde esperamos que se acabe abriendo la cámara sepulcral. Ya veremos si las piedras son indicio de algo positivo. Mientras tanto, la excavación en el pozo de Angie ha descendido a la par y han ido saliendo bastantes restos vegetales y flores, concretamente flores tipo cardo que se trenzaban con las hojas de persea para formal guirnaldas. Junto a los pozos de David y Angie, José Miguel y Laura continúan con sus tres grupos en un estrato fundamentalmente formado por lascas de caliza. Hoy ha sido un día tranquilo para ellos, después de la sorpresa de las sandalias de ayer.
Al fondo de la tumba de Djehuty, la epigrafía avanza a buen ritmo. Mientras Carmen y Dani dibujan nuevas secciones de las paredes, Lucía y el mudir revisan los dibujos del año pasado, comparándolos directamente con el original, jugando con la luz de una linterna para ver los trazos de relieve más desvaídos. Hoy se ha incorporado al equipo la restauradora Carmen y, junto con dos restauradores egipcios, han revisado las intervenciones en distintos lugares de la tumba y planificado las futuras tareas. También se ha incorporado hoy al equipo Zulema, y rápidamente se ha puesto con María a estudiar cerámica seleccionada de campañas anteriores.
Nacho trabaja casi sin descanso con un herrero que hemos contratado para que venga al yacimiento y, entre los dos, construyan la estructura de metal que protegerá el jardín original y, al mismo tiempo, servirá de soporte a la réplica del jardín. Una vez más, el yacimiento se ha convertido en un “circo” de varias pistas donde ocurren cosas muy dispares a la vez. Eso es de las cosas que más llama a la atención a los que nos visitan.