20 enero 2018

El huracán Djehuty ha comenzado. Hoy ha sido uno de esos días en los que sientes de golpe la excitación de la arqueología y crees entender el sentido de lo que hacemos aquí, y que el proyecto es un gran proyecto se mire como se mire. Y es que a media mañana la actividad rezumaba por todos sitios, como un circo de cinco pistas, en el buen sentido, claro. De nuevo los trámites se solventaron más rápido que ningún otro año, y en una hora el rais Ali y el inspector habían hecho los papeles para contratar a un centenar de trabajadores. Antes de casi nos diéramos cuenta habíamos comenzado a excavar en el montículo de escombro delante del jardín que controlaba hoy David en solitario. Angie y Gamal, 5,80 metros más abajo (el desnivel que David y los que estén arriba tendrán que excavar), comenzaron a excavar junto al jardín, en el patio de entrada a las dos grandes tumbas talladas en la roca y que fechamos a comienzos de la dinastía XII, en torno al año 1900 a. C. Y dentro de la tumba a la que asociamos el jardín, Carlos y Hussein se pusieron también manos a la obra, excavando los escombros que llegan casi hasta el techo y que impiden ver el final del pasillo central que conduce a la cámara sepulcral principal.

Salima y Neal recuperaron las momias de animales que hallamos el año pasado y, con ayuda de Hisham el hijo de Yuma, montaron su “tenderete” particular a la entrada de la tumba de Hery. Al poco tiempo ya estaba Neal con su lupa frontal analizando huesecillos de musarañas y roedores. Salima le dejó tranquilo y se fue con Yuma a excavar las cámaras del pozo donde fueron depositadas los pequeños paquetes de lino con las musarañas y pequeñas serpientes, en la tumba que se solapa con la cámara más interna de la tumba-capilla de Djehuty.

En esta campaña vuelven a trabajar con nosotros los restauradores Mohamed Yaad y Mohamed Salam. En ausencia de Suni (que tenía oposiciones al cuerpo de restauradores de museos estatales), Pía se encargó de organizar con ellos el plan de trabajo. Empezarán consolidando el suelo y el brocal del pozo frente a la fachada de la tumba de Djehuty. Mientras tanto, Nacho ha comenzado con un nuevo soldador a construir la parte del techo metálico que falta por colocar en la sala transversal. Y arriba, en la jaima grande, Jesús ha retomado su estudio de las momias humanas de la dinastía XXI en adelante, y a su lado Lucía y Charlotte recomponían los cartonajes de comienzos de la dinastía XXII. Y ya para terminar el paseo por el yacimiento, a la sombra de la jaima pequeña Gude, Marisol y Curro (que llegó ayer por la noche) organizan las cajas de material y a pleno sol delante de ellos Zulema y Bettina trabajan con la secuencia de la cerámica hallada en los distintos niveles o estratos del relleno del patio donde se ubica el jardín.

Como veis, el yacimiento es un hervidero de actividad, donde están ocurriendo múltiples cosas a la vez en distintos lugares. La campaña de seis semanas puede parecer corta, pero con un equipo numeroso y el trabajo bien programado y coordinado se consiguen hacer muchísimas cosas. Esto no ha hecho más que empezar.