20 enero 2016

Hemos empezado a excavar el pozo que se abre y está alineado con la gran capilla de adobe que sacamos a la luz el año pasado. El brocal del pozo tiene unas dimensiones mayores que los otros pozos que hemos excavado a un lado y a otro del patio de entrada de la tumba de Djehuty. De largo mide más de tres metros y medio, y de ancho casi dos metros y medio. Claro que tres de las paredes de adobe tienen sesenta centímetros de grosor. Los adobes se colocaron sin demasiado mortero de unión, por lo que la apariencia es bastante humilde. Sin embargo, su relación con la capilla de adobe hace posible que su propietario fuera una persona notable de la época, finales de la dinastía XVII o comienzos de la XVIII, es decir, en torno al año 1600 a. C. En los primeros 70 cms. el terreno estaba suelto y revuelto. Evidentemente ha sido saqueado en época antigua, pero tal vez encontremos al fondo del pozo algo del equipamiento funerario que nos permita conocer algo sobre su propietario. La verdad es que es difícil hacer predicciones, y las variables y posibilidades son múltiples. Habrá que tener paciencia.

Un equipo de Carlos está excavando el interior de la tumba de Djehuty-nefer. Después de un estrato de paja y basura, ahora el terreno es bastante compacto y pedregoso. En el área que excava David está saliendo a la luz otro muro de adobe y, junto a shabtis del Tercer Periodo Intermedio encontramos saquitos con natrón y cerámica de la dinastía XVIII. Y para terminar el paseo por el yacimiento, Cisco y Salima han seguido excavando en la galería de momias que une los pozos funerarios de la tumba intermedia -399- y la tumba de Hery.

En las jaimas también hay una intensa actividad, pero menos ruidosa y menos polvorienta. Se dibuja cerámica y se analizan huesos. Lucía, apartada en la tumba de Baki y Hery, sigue dándole vueltas a los fragmentos del Libro de los Muertos de Djehuty, y hoy ha conseguido completar el colofón del capítulo 164, con el que Djehuty concluye su versión de este corpus de fórmulas funerarias.