Trabajo de campo
Ayer, a eso de las diez de la noche, llegaron al Marsam José Miguel, Luis y Carlos Spottorno. Para celebrar el cumpleaños de José Miguel habíamos preparado una cena especial con cervecita Saqqara y pastel con fresas. Para acompañar la sobremesa, un chupito de Armagnac, el reconstituyente ya clásico en Djehuty. Como el dueño del Marsam, Sayed, es bastante religioso, nos pidió que no mostráramos mucho el alcohol, así que las latas de cerveza las tuvimos que camuflar dentro de calcetines. El cognac, como tiene el color del té, pues no hubo necesidad de esconderlo. Claro que lo que más “cantaba” eran las dos fuentes de chorizo, jamón y sobrasada sobre la mesa, pero como de eso no nos habían dicho nada…
A la mañana siguiente estábamos listos a las siete menos cuarto. A los nuevos se les notaba nerviosos por ver el yacimiento. Lo primero que hizo José Manuel fue darles un tour a Luis y a Carlos por fuera y por dentro de las tumbas. Nada más terminar, los dos se pusieron a trabajar con cierta ansiedad. Carlos hizo un despliegue de luces halógenas y en pocos minutos convirtió la tumba de Djehuty en un estudio de Hollywood. Luis se puso a trabajar con Montse y con Ahmed en la limpieza exhaustiva de las paredes del vestíbulo de la tumba.
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Luis muestra a Montse el deterioro que la cyanobacteria ha causado en los relieves de la sala transversal de la tumba de Djehuty.
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Limpiando la basura junto a nuestro yacimiento, uno de los trabajadores ha encontrado un pequeño fragmento de estatuilla sedente.
Trabajo de gabinete
Tras el descanso de media mañana, Luis Priego nos dió su primera lección de restauración. Examinando el desgaste de los relieves de la sala transversal y de otras paredes de la tumba, descubrió que el causante del deterioro es una cyanobacteria que “se come” la superficie de la piedra, dándole un aspecto como si se hubiera lavado. Eso explica por qué partes del techo también tienen ese aspecto e incluso algunas partes de las paredes que están rotas. Por el contrario, las partes de las paredes que conservan en buen estado el relieve estuvieron protegidas de la acción “corrosiva” de la bacteria al estar cubiertas de escombros y, por tanto, sin oxígeno. Luis insiste en que es una mera hipótesis de trabajo, pero a todos nos ha convencido bastante su explicación. ¿Y las inscripciones y escenas del vestíbulo de la tumba, como es que se conservan tan bien? Muy probablemente por que también estuvieron cubiertas por escombros durante muchos, muchos años. De hecho, cuando Champollion pasó por Dra Abu el-Naga apunta en su cuaderno de notas su visita a la tumba de Hery y parece no percatarse de la existencia de la tumba de Djehuty, probablemente porque su entrada estaba total o parcialmente enterrada. Esta circunstancia explicaría también el montículo que se eleva delante de las tumbas, una de las cuestiones que hemos estado discutiendo Oscar y yo esta mañana. Probablemente el montículo se formara, o creciera en altura, con el vertido de la tierra y las piedras que retiraron de la entrada de las tumbas los primeros egiptólogos que, muy apresuradamente, trabajaron aquí.
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Carlos limpia sus cámaras bajo la mirada de Luis y José Manuel.
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Oscar y el rais Alí discuten sobre el trabajo en el exterior de las tumbas.