2 febrero 2015

Hoy hace catorce años que abrimos por primera vez la tumba-capilla de Djehuty. Los aniversarios son una buena ocasión para echar la vista atrás y tratar de valorar, en su justa medida, los objetivos alcanzados, los éxitos logrados, pero, muy especialmente, todo lo que hemos aprendido en estos años, las experiencias vividas, los momentos compartidos, buenos y malos. Llevamos ya a nuestras espaldas la mochila llena como nunca jamás hubiéramos soñado. Pero lo mejor es mirar hacia adelante y pensar todo lo que nos queda por aprender, los retos que tendremos que afrontar, los obstáculos que habrá que superar. Eso es lo bonito. La arqueología, entre otras cosas, te enseña que el mérito está en la dificultad. Si es difícil, merece la pena. Y las grandes metas se alcanzan trabajando en equipo, apoyándonos unos en otros, siendo generosos pero también sabiendo pedir ayuda. Las carreras en solitario, sobre todo hablando de ciencia, ya son cada vez menos productivas. Así, los posibles éxitos que el Proyecto Djehuty pueda haber conseguido se deben, sin duda alguna, al equipo; no a la suma de individualidades, sino al conjunto, al grupo cohesionado y solidario.

La jornada de ayer finalizó con grandes expectativas para hoy. En la zona que supervisa José Miguel, junto a un muro de adobe, comenzó a salir a la luz lo que parecía pudiera ser un ataúd dejado de lado sobre el suelo, como los de los dos niños que hallamos en campañas pasadas. Se veían dos tablas separadas por una rendija… En ese momento hubo un tira y afloja con la inspectora, que quería que lo excaváramos en ese momento, rápido, para no dejarlo así durante la noche. Conseguimos que los guardias asumieran su responsabilidad y lo vigilaran por la noche, pera poderlo excavar con calma al día siguiente. Así, planeamos y preparamos todo para no dejar nada al azar… Pero, al cabo de una hora de excavación, ya estaba claro que las maderas habían sido reutilizadas para hacer un escalón en una de las estructuras de adobe de la zona. Una pequeña decepción, sin mayor importancia.

Si bien en esta campaña, hasta ahora al menos, los hallazgos de materiales son inferiores en número a campañas anteriores, este año parece caracterizarse por las estructuras de adobes y los patios de entrada a tumbas aún por descubrir. Justo por encima de la tumba de Djehuty, está ya a plena vista la fachada de adobe de la tumba de su sucesor, Djehuty-nefer, supervisor del Tesoro bajo Tutmosis III. Adosada a ésta tenemos la entrada a otra tumba, probablemente también de la dinastía XVIII, con una bóveda de cañón coronando el pasillo central de acceso. Y ahora también en el Sector 10 Sur, en la zona que supervisan Angie y David comenzamos a sacar a la luz la fachada y muros laterales de dos nuevas tumbas, muy probablemente de una época anterior a la dinastía XVIII. Así, poco a poco, vamos recomponiendo la antigua configuración de la necrópolis, combinando tumbas excavadas en la roca, con pozos funerarios y ataúdes colocados simplemente sobre el suelo, solapándose enterramientos de una y otra época casi de forma continuada.