Laura y Salem han seguido excavando en el interior de la capilla y han alcanzado el suelo antes de lo que pensábamos. Sobre el suelo hay unas cuantas piedras, adobes y… empezaron a aparecer pequeños fragmentos de mortero con restos de pintura. Al poco tiempo, teníamos sobre el suelo tres trozos con pintura. Otros estaban boca abajo y, al darles la vuelta, conservaban los colores muy vivos. Los motivos decorativos de algunos de ellos revelan, indirectamente, que la capilla estuvo abovedada, estando decorado el techo con motivos geométricos característicos de telas, que es la decoración que suelen tener los techos de muchas tumbas. Puesto que la capilla puede fecharse en la dinastía XVII, o muy a comienzos de la dinastía XVIII como tarde, el hallazgo tiene su relevancia, pues casi no se conocen capillas decoradas de esta época tan temprana.
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Taalat vocea a los trabajadores en la zona que supervisa Carlos.
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Base de un gran contenedor en la zona de Carlos.
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Joan toma puntos coordenados durante la excavación.
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Laura y el mudir toman notas de la excavación delante de la capilla de adobe.
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Laura se queda durante el descanso en el yacimiento para seguir con la documentación de la excavación.
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Sacando fragmentos de mortero pintado en el interior de la capilla de adobe.
Mientras tanto, del pozo de Angie van saliendo materiales que, tras ser inventariados, se llevan a la jaima de Pía para recibir una primera limpieza y consolidación. Los fragmentos de ataúd son muy llamativos por lo original que es la epigrafía, es decir, los signos jeroglíficos que constituyen la inscripción. Están pintados de color azul claro y no están perfilados, por lo que cuesta identificar algunos de ellos. La madera parece ser sicomoro y ha sufrido bastante la acción de las termitas. La capa de estuco que sirve de soporte a la decoración es de muy buena calidad y se ha salvado, a las termitas no parece gustarles el yeso.
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Con mucho cuidado, Carlos levanta del suelo los fragmentos con pintura.
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Dos fragmentos que testimonian que la capilla estuvo muy bien pintada.
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Angie ha levantado unas cuerdas del terreno y se dispone a sacarlas del pozo.
El equipo poco a poco se va reduciendo. Ya volvemos a necesitar sólo un coche para ir y venir a la excavación. Se echa mucho de menos a los ausentes. Mañana es el última día de excavación, así que también nos despediremos de la mitad de los trabajadores. Los días que quedan los dedicaremos a procesar los materiales pendientes, limpiar el yacimiento para las fotos finales e ir preparando el cierre. Pero, como siempre pasa, los últimos días de campaña han sido los más intensos, incluyendo mañana, por lo que no queda mucho tiempo para la melancolía y hay que estar a tope hasta el final.