19 febrero 2015

La arqueología no busca “tesoros”, no busca objetos. Busca información para comprender mejor una cultura, un período de tiempo en un lugar concreto, qué es lo que ha ocurrido, cómo se suceden los eventos en el tiempo… Los objetos son una pieza más del gigantesco puzle, una fuente de información más, como lo es un muro de adobe, la estratigrafía de un corte… Pero lo sorprendente del antiguo Egipto es la enrome cantidad de cultura material que produjeron y que se conserva en buen estado, la cantidad de piezas que aparecen en casi cualquier excavación. Piezas muy frágiles, como la madera o una tela de lino. Por no hablar de la cerámica, que hallamos a centenares de muy diversas épocas. Esto genera graves problemas de almacenamiento del material hallado. Pero ya que es así, pues habrá que disfrutarlo, porque la verdad es que los artesanos egipcios eran verdaderos artistas, desde el que moldeaba la cerámica, al que tallaba un pequeño vasito de alabastro o escribió un texto sobre una tela de lino. Todo está hecho con mimo, con gusto, con técnica, con precisión. Y esto nos exige a nosotros estar a la altura, ser enormemente cuidadosos, minuciosos, y mimar los objetos desde su descubrimiento hasta su registro y almacenamiento.

Hoy Pía y Nieves han ido al almacén para preparar el ataúd de Neb y los shabtis para su pronto traslado al Museo de Luxor. Mientras tanto el mudir ha vuelto al Museo para seguir discutiendo sobre la ubicación que podrían tener nuestras piezas en una de las vitrinas centrales. Las conservadoras son encantadoras y no ha sido difícil llegar a un acuerdo muy favorable para nosotros, pues todo apunta a que se colocarán junto a los ramos de flores que hallamos e instalamos en el Museo hace ya unos años.

Entre las fotos de fin de campaña, además de las de excavación, Pito tiene que terminar de fotografiar los últimos objetos hallados y, en su mayor parte, limpiados, consolidados y restaurados por Pía. Para obtener rápidamente una visión de conjunto, hemos montado un “bodegón” con algunas de las cerámicas halladas a la entrada de la tumba nueva. Si Pito anda medio atacado, de aquí para allá, Joan no le va muy lejos, pues tiene que topografiar en tiempo record complejas estructuras de adobes que hemos sacado a la luz este año, tumbas nuevas, pozos… Menos mal que ambos son veteranos, curtidos en cien batallas y, además, saben llevar bien, con buen humos, las exigencias del mudir. Y es que no se nos puede olvidar nada, pues el resto del año trabajaremos con la información recogida en estas seis semanas.