Hoy ha sido un día fundamentalmente de ir cerrando temas y de recogida. Se procesan los últimos materiales hallados, se hacen las últimas fichas, los últimos dibujos, las últimas fotos, incluso Roxie anda apurada tomando las últimas radiografías de momias de ibis y halcones que le encargó Salima. Todos andamos un poco agobiados tratando de no dejar nada pendiente y de que no se nos olvide nada. El que ha andado como loco es el pobre Pito, pues en el último momento todos queríamos que nos sacara fotos del estado final del trabajo de cada uno. La mayor parte del tiempo estuvo con Lucía al fondo del pozo funerario de Djehuty, sacando fotos con la cámara multiespectral de las zonas donde el texto del Libro de los Muertos están más perdidas. El trabajo se alargó el doble de lo planeado porque la luz se iba y venía todo el rato, lo que provocó un retraso en la planificación de tareas.
Los restauradores han empezado a recoger sus cosas y hacer una lista de las cosas que habrá que traer el año que viene. A Nacho no se le ha ocurrido otra cosa que montar un taller de bricolaje en la tumba –399–, con la idea todas las herramientas estén bien ordenadas y a la vista. Poco a poco vamos mejorando algunos detalles, y para que los trabajos marchen bien es importante mantener un cierto orden, saber lo que hay y dónde están las cosas.
Como viene siendo costumbre al final de cada campaña, hoy hemos organizado una “fantasy” con la veintena de trabajadores más veteranos de la misión. Se trata de pasar un rato de ocio y diversión con ellos, después de trabajar tan duro y en condiciones a veces muy incómodas. A muchos de nosotros nos cuesta un poco ponernos en situación, pero la verdad es que luego nos lo pasamos todos fenomenal. Este año hubo, además de baile, un bailarín derbiche y un “encantador de serpientes”. Ha sido una gran campaña y había que celebrarlo.