19 febrero 2008

La base del ataúd estaba totalmente incrustada al terreno del suelo. Para poderlo sacar tendríamos que excavar por debajo y pasar unas cinchas que sujetaran la tapa a la caja del ataúd para que no se nos desvencijara al moverlo. Pero primero, habría que liberarlo del terreno también por detrás. Comenzamos excavando por la parte de los pies del ataúd (el lado opuesto a las flechas), lo que resultaba francamente difícil porque se encontraba justo debajo del muro de Djehuty. El penoso trabajo tuvo pronto su recompensa, pues la inscripción de los pies contenía el nombre del propietario: “…el venerado Iqer”. Ya sabíamos cómo se llamaba nuestro arquero, que traducido al castellano significa “El excelente”.

Cuando conseguimos hacer un estrecho paso a la izquierda del ataúd, el rais Alí no dudó un momento en quitarse la “galabeya” y arrastrarse al otro lado. El espacio era extremadamente angosto, no podía casi moverse dentro y le faltaba el aire. Unos minutos después consiguió adaptarse y comenzó a excavar muy lentamente por detrás. La inscripción del otro lateral se conservaba todavía en mejor estado, pues había estado más refugiada de la intemperie y del agua. Los colores tenían una viveza extraordinaria, como si los signos jeroglíficos se hubieran pintado ayer. Alí fue relevado por Hasán y luego se metió también Sayed. Entre los dos consiguieron el objetivo, pudimos pasar las cinchas y envolver el ataúd. Todo estaba listo para intentar su extracción.

Hoy ha sido un día relativamente tranquilo. El trabajo de restauración de la Dama Blanca ha finalizado en el almacén, aunque habrá que continuarlo el año que viene. Ana ha fotografiado unos fragmentos de relieve con José Miguel. Curro estudia los shabtis, Andrés sigue con los fragmentos de las paredes de Djehuty, Elena con la cerámica… A media mañana hemos interrumpido nuestra “rutina” para visitar tres tumbas de la dinastía XVIII ubicadas a escasos metros de nuestro yacimiento. Especial relevancia tiene para nosotros la tumba de Montuherkhepeshef, contemporáneo de Djehuty, cuya tumba está también decorada en relieve. De hecho, en la excavación del exterior hallamos hace un par de años un fragmento de relieve que hoy hemos comprobado que proviene de una de las paredes del pasillo de su tumba.