19 febrero 2004

Trabajo de campo

Hemos cerrado la tumba. La tercera campaña ha terminado. Dentro de unos días, ya en España, comenzaremos poco a poco a poner en marcha el trabajo de gabinete, es decir, la organización y estudio de los materiales hallados y de la información arqueológica. El principal objetivo es publicar un informe preliminar en inglés de las tres primeras campañas. Además, publicaremos estudios específicos de algunas de las piezas más relevantes. Y para otoño está planeado un libro monográfico sobre el “Proyecto Djehuty” dentro de una serie que publica National Geographic.

Mientras algunos de los trabajadores que nos han acompañado hoy desmantelaban las dos jaimas, otros, dirigidos por Carlos Cabrera, han estado ocupados cubriendo la pirámide con adobes, arena y lienzos de tela “geotextil”. Esperemos que esta protección sea suficiente y resista un año. A pleno sol, Curro, Gemma, Marga y Carlos Spottorno han dado un último empujón a los materiales de los últimos días, clasificando e inventariando las bolsas de “varia”, y dejando para los primeros días del año que viene la cerámica, los huesos y el lino.

La puerta de entrada a la tumba de Djehuty se cerró con un grueso candado, se selló con el sello del Servicio de Antigüedades y se tapió con piedras y cemento. Dentro habían quedado guardados en cajas los principales materiales, clasificados por categorías: ushebtis, adobes con impronta, fragmentos de sarcófago, cerámica, conos funerarios, semillas, etc. Todo ordenado y en su sitio. Las numerosas cajas de materiales menos especiales las guardamos en la cuarta tumba, la de Nebamón, junto con el instrumental empleado en la excavación.

Trabajo de gabinete

A última hora de la mañana, cuando quedaban a penas dos horas para cerrar definitivamente la tumba por este año, vino el jefe de inspectores de la zona para informarme que, siguiendo instrucciones de El Cairo, se llevaría “La tabla del maestro” al almacén del Servicio de Antigüedades y que dentro de un par de meses sería transportada y expuesta en la inauguración de las nuevas salas del Museo de Luxor. Le contesté que las condiciones de temperatura y humedad en el almacén no eran las adecuadas para una pieza tan valiosa y frágil como la tabla de madera pintada, y que ésta estaría mejor en la tumba, dentro de una caja especial muy resistente que trajimos de España, capaz de mantener una temperatura y humedad constante en su interior.

La verdad es que lo mejor sería posponer un año el viaje de la tabla al Museo y estar nosotros presentes en el transporte y en la instalación de la pieza en la vitrina de exposición. Esto fue lo que también le dije por teléfono al Dr. Mahmoud Mabrouk, jefe de todos los museos de Egipto y que está llevando personalmente la ampliación del Museo de Luxor. Al cabo de una hora se presentó en la excavación para persuadirme de lo importante que era para él que la tabla estuviera expuesta el día de la inauguración. Su idea es exponerla junto a una estatua de Tutmosis III proveniente de Deir el-Bahari, con el objeto de mostrar cómo, antes de acometer una obra escultórica, los artistas egipcios realizaban croquis y estudios preliminares sobre las proporciones del cuerpo humano, ya que nuestra tabla incluye el dibujo de una estatua de un faraón, probablemente Tutmosis III, dentro de una cuadrícula pintada en rojo que sirve de guía para el correcto dibujo de la figura.

Ante su insistencia, tuve que aceptar. Dejamos la tabla dentro de la caja, en la tumba, y en un par de meses, cuando la vitrina esté ya preparada, autoridades del Servicio de Antigüedades abrirán la tumba y se llevarán la tablilla. Nuestro Inspector, Ramadán, y el rais Alí Farouk quedaron en que estarían ellos presentes cuando esto ocurriera. Mis planes son acudir a Luxor en ese momento y cuando sea la inauguración oficial de las nuevas salas.

La visita de Mahmoud Mabrouk a la tumba y la discusión sobre el futuro de “La tabla del maestro” añadió estrés al cierre de la campaña. Acabamos a las tres de la tarde. De ahí nos fuimos todos a comer a la cafetería junto al Rameseum, mezclando sentimientos de alegría y de tristeza.

Vida cotidiana