19 enero 2019

 

Hoy el yacimiento por fin ha rebosado actividad y el bullicio de los trabajadores nos ha ido contagiando a todos de energía y optimismo. A primera hora de la mañana han sido Taalat y Zaglab, en ausencia de Ali, los que se han encargado de organizar a los trabajadores, bocear las órdenes y jalearles para que la marcha no decayera. Los cuarenta trabajadores de hoy formaron grupos y se repartieron por distintas zonas, cada uno con un cometido distinto. La verdad es que es una sensación indescriptible ver como la “maquinaria” se pone en funcionamiento y a los pocos minutos parece estar perfectamente engrasada. Muchos de los trabajadores son ya veteranos y saben perfectamente lo que se espera de ellos. Y, por supuesto, el grupo de españoles, cargados de entusiasmo, también se han adaptado rápido al ritmo de trabajo y cada uno se ha puesto manos a la obra como si ya lleváramos varios días de excavación. La verdad es que es un lujo contar con un grupo humano así. La buena harmonía no sólo hace el trabajo más llevadero, sino que permite alcanzar metas que de otro modo serían muy difíciles de conseguir. Nadie del equipo es perfecto, ni un crack, y todos estamos aquí para aprender, para mejorar e ir paso a paso superándonos, y eso se consigue con entusiasmo y con compañerismo. Perdonar la parrafada, pero es que es verdad que una de las cosas más bonitas de la arqueología es el trabajo en equipo, cada uno aportando su granito de arena, como en una orquesta sinfónica.

Nada más llegar al yacimiento, David y Carlos se ocuparon de instalar la estación total y replantear la cuadrícula de las nuevas zonas de excavación. En concreto, José Miguel y Laura van a ser los encargados de excavar justo delante del patio de entrada a la tumba de Djehuty. En esa zona hallamos el año pasado un bloque de gran tamaño con parte del texto del Libro de la Salida al Día de Djehuty, procedente de su cámara funeraria. Muy probablemente fue arrojado fuera cuando decidió ampliar su cámara y echar abajo dos de las paredes ya escritas. Por ello, pensamos que en esta zona puedan encontrarse más fragmentos, que nos ayuden a completar la versión que se escribió para Djehuty de esa composición funeraria. Por su parte, Angie y David han supervisado la limpieza del patio donde se encuentra el jardín.

Pía se ha encargado de organizar el trabajo de los cuatro restauradores egipcios que nos acompañarán este año, tres llamados Mohamed (¡vaya sorpresa!) y el bueno de Rifai. La entrada a la tumba de Djehuty todavía necesitaba una buena limpieza, retirar el polvo con el aspirador y pegar algunos fragmentos pequeños que se han desprendido del techo y del suelo. Miguel Ángel se ha incorporado hoy al equipo y ha estado enseñando a Maite los criterios de restauración seguidos en la tumba de Hery para que cuando él se vuelva a España, ella continúe con el trabajo sin que se note el cambio.

Mientras Zulema y María revisaban en la jaima grande el método de trabajo con la cerámica, en la otra jaima, el equipo de materiales, integrado por Curro, Marisol y Gude, no han parado de procesar e inventariar el material pendiente de la campaña pasada. Es, tal vez, el trabajo menos gratificante y sacrificado, y por ello les tenemos que estar todos muy agradecidos. Por su parte, Carmen y Dani han iniciado hoy la fotogrametría de las paredes de la tumba de Djehuty como primer paso del trabajo de epigrafía digital que van a llevar a cabo durante toda esta campaña. El tema tiene su interés y lo explicaré en detalle mañana. Hasta entonces.