Hoy, por fin, hemos comenzado a trabajar a las siete de la mañana, y ha sabido a gloria. Con una quincena de trabajadores, las primeras horas de la mañana la dedicamos a terminar de levantar las jaimas, que siempre lleva más tiempo de lo esperado porque siempre cuesta saber dónde va cada trozo de tela. Se echó de menos al rais Alí, que hoy no ha venido al yacimiento porque a su hermano Mohamed le han ingresado en el hospital. Luego, nos pusimos a procesar los materiales pendientes del año pasado. Entre la visita del Ministro de Antigüedades, junto con el embajador y el presidente de Unión Fenosa Gas, y el llevar al almacén del Servicio de Antigüedades y registrar más de cien objetos y otras tantas cajas de cerámica y huesos, el caso es que nos quedó pendiente una gran cantidad de cajas y canastos con materiales de la excavación.
Pía y Suni, por su parte, estuvieron preparando los productos de restauración. Después de vaciar libres las tumbas de todos los trastos, empezamos a limpiar la tumba, pasando el aspirador por el suelo y las paredes. Mientras tanto, Nacho ha se ha puesto manos a la obra ya con la reconstrucción del cerramiento de la fachada de Djehuty. El primer paso para poder desmontar la “caseta” moderna, es montar una cancela de hierro en el vano de la fachada que da acceso al interior de la tumba, para que ésta no quede desprotegida cuando desmontemos su actual cerramiento. Para ello, Nacho ha aprovechado una puerta vieja que teníamos sin utilizar y la ha adaptado para que se ajuste a su nueva ubicación.
Por la tarde, como es jueves, la mayor parte del grupo ha cruzado el Nilo a media tarde para ir de compras a Luxor, cambiar dinero, ir a la librería Abudi a ver los libros nuevos… La libra egipcia se ha devaluado un 100%, si el año pasado un euro lo cambiábamos por unas nueve libras, hoy lo hemos cambiado a veinte. A medio o largo plazo tal vez tenga efectos positivos, pero esta devaluación tan brutal ha hecho que los precios de muchos productos se disparen todavía más de lo que ya de por sí habían subido. Muchos egipcios no dan crédito, todavía están perplejos, pues hasta las medicinas han doblado y triplicado el precio en cuestión de meses. A pesar de todo, paseando por el zoco se respiraba un ambiente de tranquilidad absoluta, y las calles y comercios estaban repletos de gente.