19 enero 2007

PASEO POR LA NECROPOLIS

Hoy, viernes, día de descanso, quedamos para desayunar a las siete y media. Habíamos planeado un paseo por la necrópolis para ver patios de entrada a tumbas contemporáneas de Djehuty y poder así comprender y evaluar mejor la importancia de nuestro hallazgo arqueológico. Comenzamos nuestra andadura, como no, por Dra Abu el-Naga, pues allí, cerca de la mezquita, hay un conjunto de cuatro tumbas de época de Hatshepsut-Tutmosis III.

Luego pasamos por Asasif y caminamos hasta la colina Khokha, pasando por la antigua casa del Metropolitan Museum de Nueva York. Allí hay, en un mismo patio, cuatro tumbas visitables, es decir, abiertas a los turistas aventureros, que merecen la pena. Una pertenece a Nefermenu (TT 365), y en el dintel de la entrada puede leerse sin dificultad el cartucho con el nombre del rey Tutmosis III. Al otro lado del patio se abre la tumba de un tal Kenro, también llamado Neferrenpet (TT 178), de la dinastía XIX, con unas pinturas muy interesantes que representan el trabajo administrativo en los almacenes. En uno de los laterales y con una sola puerta de acceso se encuentran las tumbas de Djehutymose (TT 295), de la dinastía XVIII, y de Nefersekheru (TT 296), de la dinastía XIX, ambas pintadas y con detalles interesantes.

La mañana la terminamos en la zona norte de la colina de Sheik Abd el-Qurna. En total estudiamos dieciséis patios de tumbas. Después de esta pequeña pero significativa prospección, estábamos todos de acuerdo de que el patio de la tumba de Djehuty es excepcionalmente largo y que la excavación y documentación del mismo puede suponer una aportación muy significativa a la egiptología, pues muy pocos son los patios que se han excavado y documentado.

Volvimos al Marsam sobre las dos de la tarde, y nos regalamos una comida a la española con parte de lo que nos habíamos traído de casa: queso manchego, jamón serrano, lomo, longaniza, sobrasada. Sólo faltaba el vino tinto. Y por la tarde, un poco de trabajo de ordenador.