El pozo que están excavando Laura y José Miguel se ha convertido en un buen ejemplo para observar la huellas de los distintos saqueos por los que pasaron muchas de las tumbas de la necrópolis. Al fondo del pozo hallaron una acumulación de restos humanos desmembrados que probablemente fueron arrojados fuera de la cámara sepulcral por los saqueadores antiguos. En época moderna, probablemente en el siglo XIX, se volvió a vaciar el relleno del pozo, pero no hasta abajo del todo, pues no lo necesitaban para acceder a la cámara sepulcral. Contuvieron los escombros del fondo del pozo levantando un murete de adobes atravesando el pozo. Parece ser que encendieron un fuego a la entrada de la cámara que hizo que la piedra adoptara un color rosáceo. Todo parece indicar que el pozo fue saqueado de nuevo por otros ladrones, quienes, tal vez viendo que el pozo tenía ya poco que ofrecerles, ampliaron el agujero que comunicaba con la cámara del pozo de al lado para colarse dentro y seguir buceando por el subsuelo en búsqueda de tesoros, pasando totalmente inadvertidos.
María a comenzado con el despliegue de cerámica sobre las esteras que conforman el suelo de la jaima abierta y grande. Su objetivo principal en esta campaña es estudiar la cerámica que halló Carlos dentro de la tumba delante de la cual se construyó el pequeño jardín funerario. El estudio de esta tumba y en concreto de la cerámica es importante para completar la publicación del jardín, pues ayudará a mostrar la relación de la tumba con el jardín y mostrará que la cerámica hallada alrededor del jardín y la hallada dentro de la tumba son contemporáneas. Además, María tiene previsto hablar de este conjunto de cerámicas en el congreso internacional de egiptólogos que se celebrará el próximo verano en Leiden.
Por su parte, Pía y Blanca regresaron al museo para revisar las piezas que se incluirán en la exposición y, junto con las conservadoras de allí, asegurarse de que están en buen estado. Conformar la lista de las piezas para la exposición está resultando algo complejo, pues en nuestra ausencia, entre la campaña pasada y la presente, se trasladaron piezas del almacén junto a la casa de Carter al museo, y no se dejó constancia de qué piezas pasaron de un sitio a otro. Luego, en el museo, las piezas en distintos armarios y cajones, y ahora toca hacer un poco de búsqueda. En esa búsqueda, para compensar, también nos hemos encontrado con alguna pieza ya en el museo que nos va a venir muy bien para completar la exposición. En Egipto, al final todos los problemas tienen solución; sólo hay que tener un poco de paciencia y fe, sí, una buena dosis de fe.