18 enero 2022

Hoy se han incorporado al yacimiento Lucía, Angie, Alba y Miguel Ángel. Ninguno de los cuatro estuvo en la campaña pasada, así que su reencuentro con el yacimiento ha estado lleno de sorpresas, pues sobre todo en el exterior, pues el aspecto ha cambiado sustancialmente. Emotivo ha sido el reencuentro de Miguel Ángel con Rifai, pues ambos han trabajado codo con codo varias campañas en la restauración de la tumba de Hery.

Mientras visitábamos las tumbas de Djehuty y de Hery, para ver su estado actual y revisar las tareas pendientes, en una de las cuadrículas supervisadas por Ana ha salido a la luz la base de un ataúd de madera, probablemente del al dinastía XII, aunque también podría ser del Segundo Periodo Intermedio. La base del ataúd no parece tener mayor importancia, pero sí será interesante comprobar si coincide el suelo sobre el que se arrojó con la base de los túmulos de piedra que aparecen en sector. En este sentido, el ataúd recuerda al que encontramos junto a una momia de carnero de la dinastía XVII, que habían sido arrojados por ladrones y reposaban en el mismo nivel que varias acumulaciones de piedras.

En el interior de la tumba de Djehuty, los restauradores egipcios han sugerido probar la aplicación de arcilla de bentonita para ablandar y retirar la costra de barro de las paredes de la sala transversal. Mañana comprobaremos hasta qué punto es eficaz este método. Curiosamente, este tipo de arcilla se usa para limpiezas faciales y también sirve como impermeabilizante.

La sala de trabajo en el piso de arriba del Marsam, antes llamada “la Harwa” y ahora “el Chiringuito”, ya se ha llenado esta tarde de gente con sus portátiles hasta la hora de cenar. Igual que en el yacimiento por la mañana, el tiempo se pasa volando y hay que aprovechar cada minuto.