José Miguel ha descendido un poco más de cinco metros en el pozo de la sala transversal de la tumba de Djehuty. Ya nos podemos asomar sin problema a las dos cámaras funerarias. Ambas están relativamente bien talladas y son de tamaño considerable, aunque no llegan ni a la calidad, ni a las dimensiones de la cámara de Djehuty. Cada días están apareciendo una docena de fragmentos de relieve procedentes de la tumba, algunos de ellos en bastante buen estado.
En la limpieza del exterior, en el nuevo límite del yacimiento hacia el este, ha salido hoy a la luz un fragmento de estatua de un faraón. Solamente se conserva la pierna derecha, cubierta por un faldellín ceñido, de la figura masculina dando un paso adelante. La estatua sería de tamaño natural y está tallada en un granito rosa de gran calidad y muy bien pulido. Por desgracia no se conserva el nombre del rey que estaría tallado en la parte frontal del cinturón, ni en la inscripción que desciende por el pilar a la espalda de la figura. Lo más sorprendente es que la estatua se encontraba justo debajo del suelo de una de las casas que fueron derruidas hace un par de años.
Elena y Omar dan el empujón final a la cerámica procedente de la cámara de Djehuty, mientras el mudir hace fichas de alguno de los objetos y toma notas en la mesa de trabajo de Roxie. Por la tarde, ya en el Marsam, Joan y Carlos pasan al ordenador los punto tomados por la mañana con la estación total de topografía.