17 febrero 2008

El ataúd estaba metido, encajonado, en una abrigo o ceja de la roca de muy ajustadas dimensiones, lo que hacía la excavación francamente difícil. Todavía más complicado lo hacía el hecho de que parte del abrigo se encontraba por debajo del muro de Djehuty. A medida que fuimos excavando por delante del ataúd fue saliendo a la luz la banda de inscripción jeroglífica que recorría el lateral que estaba visible. Era fantástico. Los signos jeroglíficos estaban pintados de colores, con un estilo algo primitivo, infantil, naïf. La lechuza que representa el sonido /m/ nos pareció a todos encantadora. Las serpientes que tienen el valor fonético /f/ habían sido dibujadas con una simpática sonrisa y, además, se la representa con el cuello cortado para que no pueda salir corriendo y/o hacer daño al difunto.

En un intermedio del trabajo de excavación, Carlos Cabrera se sentó junto al ataúd para hacer un dibujo preliminar del hallazgo y su contexto. Tomamos las primeras fotos, centrándonos, sobre todo, en la inscripción, y seguimos excavando. Pronto descubrimos algo que jamás hubiéramos soñado; claro, que tampoco habíamos soñado con un ataúd así… Junto a la cabeza del ataúd había un grupo de cinco flechas clavadas en la tierra. Las flechas todavía conservaban las plumas en el extremo trasero, junto al enganche para encajar la cuerda del arco. Era un hallazgo increíble, realmente único. Todo parecía indicar que estábamos ante un enterramiento intacto. 4.000 años después nos asomábamos a un trocito de la vida y muerte en Egipto.

El trabajo en la tumba intermedia a continuado hoy a buen ritmo. Los canteros han seguido reconstruyendo parte del muro de la sala transversal, con el fin de sujetar las lascas de piedra que cuelgan peligrosamente del techo. A media mañana, hemos tenido una visita muy especial en el yacimiento. Richard Parkinson, conservador del Museo Británico nos ha venido a ver junto con Tim. Además de ser un gran especialista en literatura egipcia del Reino Medio, acaba de preparar una exposición en Londres sobre los frescos de Nebamón, provenientes de su tumba en Dra Abu el-Naga. El libro de la exposición incluye una foto de la colina de Dra Abu el-Naga que sacamos nosotros en el viaje en globo de hace un par de años.