Angie y Laura han prácticamente agotado sus zonas de excavación y sus trabajadores han sido recolocados en los niveles más superficiales al Este del Sector 10 y 11. Se trata ahora simplemente de adelantar trabajo para el año que viene. En los niveles superficiales, lógicamente, sale poco material y eso les va a permitir a Angie y a Laura avanzar en la documentación y gestión de los materiales hallados en sus respectivas zonas de excavación. Al final del día, hemos limpiado muy bien la zona alrededor de la capilla de adobe y los pozos, para mañana a primera hora poder hacer la fotogrametría con sombra. El sol es tan intenso durante el día, que genera unos contrastes de luz y sombra muy marcados que perjudican las fotos y la fotogrametría. Por ello, debemos aprovechar la primera hora del día, que es cuando una amplia zona del yacimiento está en sombra.
Como ya vamos encarando el cierre de la campaña, es ahora el momento de ir planificando el almacenaje de todos los materiales. Debemos de tener claro en qué lugar se guarda cada cosa, porque en la base de datos debe figurar su ubicación exacta. El problema ahora es que todas las cosas que quedan por hacer tienden a entrar en conflicto entre ellas. Tenemos que ir cerrando los pozos y las tumbas, pero para una foto final no queremos que se vean los cierres; antes de cerrar nada, hay que confirmar que se hayan guardado todos los materiales que deban ir dentro; pero antes hay que hacer la fotogrametría de los interiores de los pozos y tumbas antes de que éstos se reutilicen como almacén. En fin, un poco de lío, pero al final todo va poco a poco encajando.
Joan y Miguel Ángel se afanan en dejar bien terminadas las entradas a las tumbas de Djehuty y de Hery. Como hace unos años pintamos la puerta metálica de Djehuty de negro, hoy hemos decidido pintar la de Hery del mismo color y hacer una cartela similar también. Aunque esto parezca una frivolidad, no lo es tanto , pues por “tradición” las puertas de las tumbas se pintan del color de la montaña, de un color crema tirando a rosa. Y la tradición pesa aquí mucho. Pero en realidad el agujero de entrada a la tumba se ve negro, por lo que como menos resaltan las barras de metal es pintándolas de negro. La negociación con el inspector ha llevado su tiempo, pero al final, con buen humor y bromas, ha aceptado nuestra iniciativa.