Viernes de paella. Ha Joan le ha salido una de las mejores, buenísima. De aperitivo pulpo a la brasa, queso de España y embutido. Y para beber, sangría. Pero antes que todo eso, un grupo nos habíamos ido en barca a Karnak. Un paseo muy agradable a cualquier hora del día. El templo impresionante; con más turistas de los que esperábamos, pero por suerte todos ellos se agolpan en el eje central del monumento y en cuanto te sales un poco del camino ya puedes disfrutar casi en soledad. Llegamos hasta el final y nos entretuvimos en la capilla de la monarquía de la dinastía XXII, donde aparece representado Osorkón III, de quien tenemos constancia en el yacimiento. Desde allí marchamos al templo de Khonsu, que está siendo restaurado por un equipo americano.
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Vista del valle de Deir el-Bahari desde arriba de la montaña.
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El valle paralelo se conoce como el Valle del color.
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En barca hacia Karnak.
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José Miguel explica detalles del templo de Karnak.
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Obelisco de Hatshepsut visto desde la sala hipóstila.
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El lago sagrado de Karnak.
Otro grupo se fue a Deir el-Bahari y desde allí subieron la montaña hasta el pico de El-Gurn. El día estaba un poco brumoso, pero la montaña es siempre una experiencia y se disfruta de cualquiera de las maneras. Si bien la visibilidad no era muy buena, al menos el calor tampoco fue hoy muy intenso. Algunos, ya de regreso, se detuvieron en Deir el-Medina para visitar las dos últimas tumbas abiertas al público, que son una auténtica joya.
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En la sala hipóstila del templo de Khonsu.
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Ritual de la suelta de aves representado en la puerta de acceso al templo de Khonsu.
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Colosos de Memnon al atardecer.
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Paella recién hecha.
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Aurora con Dalia, una vecina del hotel.
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Los dos Mohamed nos acompañaron un trecho del paseo.
Quedamos a las dos en el hotel Marsam para preparar los aperitivos, la sangría. Pasamos una tarde estupenda y, mientras unos fumaban una shisha de manzana y se entregaban a la charleta de la sobremesa, otros nos fuimos de paseo por los campos, aprovechando los últimos rayos del día. Y como todos los viernes, cuando cae la noche, toca sacarle un par de hora de trabajo al día.