16 enero 2007

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Quedamos para desayunar juntos a las ocho de la mañana. Ali el-Asfar, el jefe del Servicio de Antigüedades del West Bank, nos había citado en su despacho a las nueve para cumplir con la burocracia necesaria antes de comenzar la excavación. Se presentó el Inspector que tendremos con nosotros este año. Se llama Osama Saad Allá Hamdoun, un chico muy joven, bajito, algo redondo, sonriente y con cara de muy buena gente. Después de las mil y una fotocopias a nuestros pasaportes y visados, buscaron las llaves de la puerta de la tumba de Djehuty y nos encaminamos hacia Dra Abu el-Naga.

La llegada al yacimiento fue desoladora. No es que les hubiera pasado nada a las tumbas o a sus patios de entrada, no, pero es que las casas del pueblo junto al yacimiento habían sido totalmente demolidas, arrasadas, arruinadas. Desde hacía muchos años corría el rumor por Gurna de que las casas de la montaña, las que se levantan entre las tumbas antiguas, serían demolidas por haber sido construidas de forma ilegal, y a sus propietarios se les realojaría en casas nuevas del gobierno en el pueblo vecino llamado New Gurna. El rumor nunca se materializaba y quedaba así, en el aire. El año pasado cierto es que rumor cobró fuerza pues, entre otras razones, las casas del gobierno estaban ya casi construidas del todo. Pero nadie esperaba que llegara a ocurrir, que ocurriera tan rápido, tan de repente. Al parecer, un para de semanas antes de nuestra llegada, los buldocer y las máquinas se presentaron en el poblado, un agente del gobierno les dio a cada familia la llave de un piso y comenzó la demolición.

Es difícil hacerse una idea de cómo quedará la colina dentro de un año, pero ahora el espectáculo es triste. Las casas destruidas, montones de adobes aquí y allá, paredes pintadas que apenas se levantan del suelo un metro. Y los niños, ¿dónde están Mohamed, Mahmoud, Ahmed, Jazmín y los demás?

Abrimos la tumba de Djehuty sobre las doce. Mientras un grupo de unos quince trabajadores se dedicaba a limpiar el exterior de plásticos y papeles, el equipo montó las dos jaimas y las mesas de restauración y cerámica. Al final de la jornada estaba ya todo listo para empezar mañana la excavación