15 enero 2025

Carmen se pasa el día entero frente a la pared, dibujando en el IPad las inscripciones y escenas en relieve de la tumba de Djehuty que todavía quedan por hacer. Particularmente tedioso es el incluir en el dibujo las grietas, erosiones y agujeros en la roca, que han de distinguirse con diferentes tramas. En las partes erosionadas por acción del agua y de las corrientes de aire, el dibujo avanza muy lentamente, pues hay que estar jugando todo el rato con la linterna para iluminar desde distintos ángulos y resaltar lo poco que queda del relieve original. Mientras tanto, yo estoy frente a otra pared revisando los dibujos ya terminados e impresos en papel, para que no se nos escape ningún detalle y sean lo más exactos posible.

Hoy han pasado por la tumba de Djehuty dos grupos de turistas, unos franceses y otros alemanes. Da mucho gusto ser testigos directos de las tumbas ya abiertas al público, de cómo la gente pasea por la tumba, mira las paredes, comenta… y a ellos les sorprende y les gusta ver a gente trabajando. Comienzan preguntando tímidamente, para no molestar, y al poco surge una animada conversación. La interacción es muy positiva para ambos. Resulta un placer y un orgullo enseñar la tumba a los turistas que se salen del circuito más convencional y se aventuran por Dra Abu el-Naga buscando cosas diferentes.

El montaje logístico de la nueva casa ya puede considerarse acabado. La casa está muy bien, pero estaba pensada para dieciséis turistas como mucho, y nosotros llegaremos a ser veinte a la vez, y en plan de trabajo. Para ello, hemos tenido que hacer algunos ajustes en la organización de los cuatro apartamentos que tiene la casa, organizar puestos de trabajo para las tardes, y ha habido que hacer alguna compra de utensilios de cocina, platos, vasos y cubiertos. Un chico joven y espigado se encarga de la limpieza y hemos contratado, además, a un cocinero, Tayib, y a un asistente de cocina, Karim. Por ahora todo funciona como la seda y la comida no puede ser mejor, todo está buenísimo. Hoy hemos comido “koshari”, el plato nacional de Egipto, una mezcla de arroz, pasta, lentejas, garbanzos, cebolla frita y salsa de tomate picante. Un plato contundente, pero muy sabroso. Estaba buenísimo, probablemente el mejor que he probado hasta ahora en Egipto.