-
Laura y María trabajando en el interior de la tumba de Djehuty mientras Carolina y Marieta escanean el exterior del yacimiento
-
Carmen frente a la pared trabajando en la epigrafía de sus relieves
-
Los maravillosos dibujos epigráficos de Carmen
Carmen se pasa el día entero frente a la pared, dibujando en el IPad las inscripciones y escenas en relieve de la tumba de Djehuty que todavía quedan por hacer. Particularmente tedioso es el incluir en el dibujo las grietas, erosiones y agujeros en la roca, que han de distinguirse con diferentes tramas. En las partes erosionadas por acción del agua y de las corrientes de aire, el dibujo avanza muy lentamente, pues hay que estar jugando todo el rato con la linterna para iluminar desde distintos ángulos y resaltar lo poco que queda del relieve original. Mientras tanto, yo estoy frente a otra pared revisando los dibujos ya terminados e impresos en papel, para que no se nos escape ningún detalle y sean lo más exactos posible.
-
Pia aspirando los signos de la estela de Northampton, para que queden libres de residuos y suciedad.
-
La tumba de Djehuty vista desde atrás
-
Carolina trabajando con el escáner láser en lo alto de la colina
Hoy han pasado por la tumba de Djehuty dos grupos de turistas, unos franceses y otros alemanes. Da mucho gusto ser testigos directos de las tumbas ya abiertas al público, de cómo la gente pasea por la tumba, mira las paredes, comenta… y a ellos les sorprende y les gusta ver a gente trabajando. Comienzan preguntando tímidamente, para no molestar, y al poco surge una animada conversación. La interacción es muy positiva para ambos. Resulta un placer y un orgullo enseñar la tumba a los turistas que se salen del circuito más convencional y se aventuran por Dra Abu el-Naga buscando cosas diferentes.
-
Bassan y Yasin reposando en la sombra
-
Koshari: el plato tradicional egipcio hecho con pasta, arroz, lentejas, garbanzos, salsa de tomate y cebolla.
-
La montaña tebana y los campos de cultivo vistos desde la casa
El montaje logístico de la nueva casa ya puede considerarse acabado. La casa está muy bien, pero estaba pensada para dieciséis turistas como mucho, y nosotros llegaremos a ser veinte a la vez, y en plan de trabajo. Para ello, hemos tenido que hacer algunos ajustes en la organización de los cuatro apartamentos que tiene la casa, organizar puestos de trabajo para las tardes, y ha habido que hacer alguna compra de utensilios de cocina, platos, vasos y cubiertos. Un chico joven y espigado se encarga de la limpieza y hemos contratado, además, a un cocinero, Tayib, y a un asistente de cocina, Karim. Por ahora todo funciona como la seda y la comida no puede ser mejor, todo está buenísimo. Hoy hemos comido “koshari”, el plato nacional de Egipto, una mezcla de arroz, pasta, lentejas, garbanzos, cebolla frita y salsa de tomate picante. Un plato contundente, pero muy sabroso. Estaba buenísimo, probablemente el mejor que he probado hasta ahora en Egipto.