15 enero 2019

Queridos amigos de Djehuty. Empezamos la campaña número 18 del proyecto, “¡Al-hamdu lilah!” El año que acabamos de dejar atrás ha estado repleto de buenas noticias. Dos miembros del equipo, Lucía y Angie, han conseguido contratos de investigación super-competitivos para trabajar en el CSIC. Una de nuestras restauradoras, Suni, ha sacado la primera plaza en la oposición de restauradores del estado. Por otro lado, el proyecto ha conseguido renovar el patrocinio de Técnicas Reunidas, Indra y la Fundación Palarq. Además, hemos conseguido proyectos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y también del Ministerio de Cultura y del CSIC. Por último, la mayor novedad, y de la que estamos muy orgullosos, es que la Agencia de Cooperación Internacional Americana (USAID), a través del American Research Center in Egypt (ARCE), ha aprobado la financiación del proyecto de la documentación, estudio, y conservación del jardín funerario que descubrimos hace dos campañas. Es el único jardín o huerto de estas características y bien conservado que se conoce, por lo que merece una atención especial, tanto de investigación cómo de conservación. Tiene unos 4.000 años y al estar hecho de barro y mortero es tremendamente frágil. El proyecto incluye la elaboración de una réplica que instalaremos sobre el original cuando términos de estudiarlo y lo cubramos con una estructura rígida y resistente. Para elaborar la réplica hemos contado con la colaboración de Factum Arte y Factum Foundation. La réplica se ha elaborado en sus talleres en Madrid y en estos momentos se encuentra ya en El Cairo. El obstáculo que ahora toca superar es conseguir que pase la aduana del aeropuerto…

El aspecto menos positivo y que nos ha complicado la vida hasta el último momentos ha sido que los permisos para comenzar la siguiente campaña han tardado en llegarnos más que nunca. Si bien el Ministerio de Antigüedades aprobó nuestro plan de trabajo y equipo a finales de agosto, el “security clearance”, es decir, el permiso de trabajo de la policía no nos llegó hasta el 1 de enero, sólo dos semanas antes de embarcarnos para Egipto. Supuso un enorme alivio, porque habíamos comprado los billetes de avión de todo el equipo antes de tener la certeza de que podríamos empezar a trabajar. Estos días nos hemos ido enterando que muchas misiones arqueológicas no consiguieron el permiso y no pudieron excavar, por lo que en el fondo nos debemos considerar afortunados.

El mudir (perdonadme que escriba de vez en cuando en tercera persona, pero me resulta más fácil) viajó a El Cairo dos días antes que el resto del grupo, para realizar las gestiones necesarias y recoger los permisos del Ministerio de Antigüedades. Allí se encontró con el rais Ali, una ayuda inestimable para agilizar los trámites, y juntos asistieron a la celebración del Día de la Arqueología en la Opera House. A pesar de la apretada agenda, entre despacho y despacho tuvimos tiempo de ir al Museo Egipcio para estudiar la inscripción de una pieza que creemos que proviene de la tumba construida a un nivel más alto en la falda de la colina que la tumba de Djehuty. Se trata de una pequeña estatua de Djehuty-nefer, supervisor del tesoro, probablemente bajo el reinado de Tutmosis III, es decir, probablemente el sucesor de nuestro protagonista, Djehuty. La inscripción grabada sobre el faldellín copia literalmente el himno al dios Amon-Ra creador de todas las cosas, inscrito en la sala transversal de la tumba de Djehuty como si fuera la canción de un arpista en una escena de banquete.